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domingo, octubre 30, 2011

Un sueño de 1987 


Estaba muerto, dentro del ataúd. Pero oía y veía a la gente que estaba observando mi cadáver. Compañeros y compañeras del 4to-A del Liceo A-67. Hablaban en voz muy bajita y de repenete alguien preguntaba: "Qué le pasó?". Y otro respondía: "Se volvió loco". SE-VOL-VIÓ-LO-CO.Al pronunciarse estas cinco sílabas aterradoras, todo el ambiente se remecía y la realidad se desarmaba de nuevo, como suele ocurrir en el mundo del sueño. Sentía un terror helado, como asumiendo de golpe que los acontecimientos que no podía recordar, el desenlace, habían sido horribles. Empezó a sonar esta canción : http://www.youtube.com/watch?v=tZItWvebsXc&noredirect=1. Desperté asustado. Todavía siento algo de ese escalofrío cuando escucho el tema.

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Chile: el fin de la UP y la reemergencia del proletariado (x Revista COMUNISMO N° 13, GCI, junio de1983) 


La Unidad Popular y el golpe de setiembre de 1973

Pocos días antes del “golpe” de setiembre de 1973 los Cordones Industriales, dirigían una carta a Allende en la que se le decía que de continuar la línea política aplicada hasta el momento, “será responsable de llevar al país, no a una guerra civil que ya está en pleno desarrollo, sino a la masacre fría, planificada de la clase obrera” (1).

Sin más, eso fue lo que sucedió en 1973. No fue una guerra de clases la que hubo luego de septiembre, sino la masacre de un proletariado desorganizado, desarmado, desorientado. La guerra de clases, la burguesía ya la había ganado. En efecto lo decisivo en la guerra, había sido aquella desorganización, y no la ejecución de los desarmados que –como luego de septiembre de 1973- es siempre una consecuencia inevitable.

El reparto del trabajo entre los distintos componentes del Estado burgués (Democracia Cristiana, Unidad Popular, Ejército...) había sido perfecto, salvo casos marginales, no hubo ataque frontal y organizado contra el Estado del capital.

Sin embargo, la Unidad Popular (2) había cumplido su función histórica, había sido decisiva en la preparación de la masacre, pero lamentablemente para ella, el proletariado lo había sentido, intuido y en algunos casos comprendido explícitamente. El hecho de que se le gritase abiertamente al “compañero Allende” que su política preparaba el camino, no para la guerra civil, sino para la masacre planificada de la clase obrera, indicaba al mismo tiempo que la hora había llegado para los de la Unidad Popular: su juego había quedado al descubierto.

Para realizar la masacre, el capital prefirió a los pinochetistas, lo que permitiría enviar las otras fracciones políticas de la burguesía e intentar una cura de credibilización en la oposición.


La paradoja de la “resistencia”


El golpe no sorprendió a nadie, todas las clases sociales y todas las fuerzas políticas conocían sus preparativos. El proletariado no había estado en condiciones de atacar al estado burgués, en su momento de máxima fuerza y autonomía a fines de 1972 y en la primera mitad de 1973; muchísimo menos estaba en condiciones de resistir la matanza cuando ya había sido severamente golpeado (3) y se encontraba en plena desorganización. Por eso el proletariado como clase no resistió y no hubo como en otras circunstancias históricas caracterizadas por el avance militar de la derecha, levantamientos armados de proletarios en respuesta (como por ejemplo en España en 1936), ni tampoco una verdadera huelga general que hiciera temblar a los administradores del Estado (como había sucedido unos meses antes en el caso del Uruguay). Los pinochetistas avanzaron sin grandes obstáculos y hasta sorprendidos por falta de resistencia (4). Todo se limitó a trágicas resistencias totalmente sectoriales o individuales, que constituyeron mucho más el pataleo desesperado de quien recibe el mazazo final, que una verdadera resistencia político-militar. Es decir que incluso las batallas limitadas que libró en algunas partes el proletariado, no lo hizo como clase, como sujeto militar que decide en combate, sino obligado como objeto y víctima principal de la represión criminal planificada durante años y desatada por el Estado.

En cuanto a la Unidad Popular el panorama fue diferente. Muchos de sus cuadros no comprendieron, que al menos por el momento habían cumplido su función y que el Estado no los necesitaba más en la administración, sino en su oposición. Esto, sumado a la contraposición de los intereses fraccionales del capital (el proyecto económico de la Unidad Popular contenía la última tentativa del capital de mantener, proteger el viejo aparato industrial incapaz de resultar competitivo internacionalmente y además una parte de ese frente popular representa en Chile los intereses de otro bloque capitalista internacional) determinó en muchos aquellos cuadros, comenzando por Allende mismo, una voluntad real de resistencia.

Por lo tanto Pinochet se encontró frente a la doble sorpresa: a) Una resistencia que superaba las previsiones en lo que respecta al personal de la izquierda; así por ejemplo no resultaba demasiado agradable para un régimen en constitución el tener que matar a un presidente legalmente elegido y en todos los casos históricos similares las cosas se habían arreglado por las buenas, otorgándole un salvoconducto para dejar al país. B) Una pasividad general de la población, ante el avance del ejército y las ejecuciones sumarias practicadas que hacía inútil y desproporcionada en la mayoría de los casos, el enorme despliegue de fuerzas militares.

Pero como es evidente, la Unidad Popular no podía resistir sin utilizar como carne de cañón (de sus intereses fraccionales) el proletariado. En efecto, su fuerza principal y su acceso al gobierno del Estado burgués, se debía precisamente al hecho de que constituía la fracción burguesa con mayor capacidad de controlar, de encuadrar (es decir estructurar para impedir la lucha autónoma contra el Estado) al proletariado. Por eso muchos dirigentes de la Unidad Popular llamaban desde días antes a organizar la resistencia armada, a transformar a Chile en un “nuevo Vietnam heroico” (Altamirano del P.S.).

Hay sectores que acusan de cinismo e inconsecuencia a todos estos dirigentes que hacían esos llamados a la resistencia ejemplar y que unos días después, poblaban las embajadas en búsqueda de asilo abandonando al proletariado a su propia suerte. Nosotros creemos que no son simplemente cínicos, sino que efectivamente estaban dispuestos a dar batalla en función de sus intereses y que su inconsecuencia se debe a que efectivamente creían que el proletariado iba a lanzarse en esa resistencia, sirviéndole de carne de cañón y que les llevó un cierto tiempo (dentro de Chile sólo algunos días) para comprender su aislamiento. Es decir que poco tiempo antes del golpe e inmediatamente después, estos imbéciles creían que aún quedaban proletarios para hacerse matar por ellos, y bajo su dirección (como veremos este mito que la realidad chilena destruyó rápidamente, pudo ser reproducido por varios años más en el exilio); que no sabían hasta que punto el proletariado los consideraba responsable de esa masacre.

Lo más paradójico de la cuestión, fue que los mismos ministros y dirigentes de los partidos, que habían condenado las luchas obreras, que habían denunciado como haciéndole el juego a la derecha todas las tentativas de acción directa del proletariado, le iban a pedir a esos mismos obreros que “resistieran” en su nombre. Más aún, los que sistemáticamente habían perseguido a todos los grupos que no aceptaban la disciplina capitalista de la Unidad Popular, los que habían denunciado sus huelgas como provocadas por la CIA, los que habían apoyado los ataques militares contra las poblaciones, y hasta los mismos militares y torturadores democráticos que habían requisado, organizado operaciones rastrillo en búsqueda de armas en manos del proletariado, venían ahora a ofrecerles “resistir”. SI, SI, sin ningún tipo de matices desde el General Prat, pasando por los ministros socialistas y comunistas, hasta sus brazos ejecutores, torturadores abiertos, como el Coco Paredes, fueron exactamente los mismos que en base a la violencia y represión habían enfrentado toda tentativa de armamento autónomo de la clase obrera, los que llamaban a los obreros a resistir, a armarse y hasta en algunos casos, les ofrecían directamente armas.

Esos fueron los “héroes” que murieron al costado de Allende o en su misma trayectoria hasta que fueron comprendiendo que el exilio era el mejor negocio. Muchos de esos siniestros personajes, días después del golpe, se apersonaban en lugares de tradicional combatividad obrera, no sólo a contar fantásticas historias sobre la resistencia que estaban organizando y los batallones que se preparaban, o que dirigidos por los “militares democráticos” avanzaban de tal a tal lado..., sino a proponer, a ofrecer “armas para la resistencia”. La negativa a dejarse utilizar una vez más, fue expresada muchas veces con violencia por parte de los obreros. Lamentablemente al respecto se sabe muy poco, porque los principales interesados en divulgar esos hechos, es decir los proletarios mismos, se encontraban demasiado dispersados y destructurados como clase para que ello constituyera una posición explícitamente asumida y además porque incluso en la oposición y el exilio los personeros de la Unidad Popular siguieron constituyendo una fuerza esencialmente represiva, incluso en lo referente a toda tentativa de reconstituir la información sobre los hechos. Recién ahora, a casi 10 años de esos acontecimientos, circula alguna información al respecto y en distintos barrios de Santiago se cuenta con orgullo como tal o tal dirigente de la Unidad Popular fue enviado a la mierda ante sus historias sobre la resistencia.

La unidad popular comienza en el exilio

Pero, ello no quiere decir que la Unidad Popular, inmediatamente después del golpe, haya quedado reducida a un conjunto de dirigentes. En efecto, a pesar de que una parte importante de los proletarios que habían confiado en ella se encontraban entonces en ruptura, la Unidad Popular (como cualquier otro frente o partido burgués) no es sólo un grupo de dirigentes, un programa de canalización de los intereses proletarios en beneficio del Estado capitalista, y un montón de tipos engañados. Es además una estructura, un aparato. La Unidad Popular se había constituido como tal, en base a toda una red de partidos, tendencias, "dirigentes” medios, promesas electorales, matones de barrio, sindicalistas, convencidos..., interesados... En su pasaje por el gobierno, como todo frente constituido por partidos de clientela, su aparato se había desarrollado enormemente en base por ejemplo al control y crecimiento de las fuerzas de investigaciones y otras fuerzas represivas, en base a los interventores nombrados por el gobierno en las empresas públicas y las nacionalizadas, interventores acompañados sin excepción de un mar de adulones, carneros e informantes; en base por fin a muchas promesas realizadas en términos de puestos burocráticos (nunca antes --con Pinochet ha sido peor aún-- el Estado había empleado tanto inútil), promesas en vías de realización en términos de viviendas económicas (4). Una buena parte de este aparato que cuando el golpe, intento sin éxito, canalizar a su favor al proletariado, y que era reprimida también, emprendió más o menos rápidamente el camino del exilio. Todos los dirigentes importantes que no fueron alcanzados por la represión, o que pudieron comprar su "libertad" y la salida del país se encontraron rápidamente en el exilio. También una gran parte de todo ese aparato de "dirigentes" medios y bajos; así como todos los comprometidos y favorecidos por ese régimen, siguieron ese camino. El resultado fue que en términos cualitativos, lo decisivo de la Unidad Popular se encontró afuera muy rápidamente y en términos cuantitativos lo quedó una minoría en "el frente" (SIC).

El MIR, constituyó una excepción temporal al respecto. Sus dirigentes consideraban que el golpe había confirmado su tesis, que lo que había fracasado era el camino pacifico al socialismo y que el golpe abría la fase decisiva y revolucionaria. En el fondo el MIR, nunca tuvo un proyecto estratégico diferente, al socialismo burgués de la Unidad Popular; consideraba que ahora había quedado claro que había que defender ese proyecto con las armas, que ellos eran los únicos consecuentes, que no había que exilarse, que los que abandonaban "el frente" traicionaban. Dirigentes de la primera hora y militantes de base, lucharon y murieron defendiendo tales ideas, hasta que el pequeño aparato militar (en base a la tortura, la cárcel, ... la desaparición) del que disponían fue desarticulado y los dirigentes más consecuentes liquidados. La resaca del MIR vendió su subsistencia al apoyo interesado del bloque ruso y Cuba, sus dirigentes mucho menos comprometidos con el pasado de lucha, contraposición y denuncia del P”C” y los estados del bloque del Este, se apresuraron en integrar el exilio organizado y terminaron siendo una especie de grupo militar del P”C”.

Por todas partes, el aparato de la Unidad Popular fue bien recibido. En Estados Unidos, Rusia, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Checoslovaquia, Cuba, México... los dirigentes de la Unidad Popular encontraron los brazos abiertos de sus pares, socialdemócratas, "comunistas". Inmediatamente organizaron sendos aparatos de recepción de los refugiados, mediante los cuales se seleccionaban a quienes se apoyaba, como se apoyaba, qué se le daba, etc. De esta manera en poquísimo tiempo se había reconstituido, en base a las mismas reglas, los mismos "dirigentes", los mismos tipos de acomodos, de favoritismo, de "pititos"... una impresionante estructura, un aparato del exilio organizado, en cada uno de los países de recepción de refugiados (1). Que la gente de aparato se complacía en encontrar las cosas tan igual que en su casa no nos cabe la más mínima duda; el problema fue que en base a ese mismo tipo de estructura de clientela, de promesas, de presiones, intentaban una vez más someter, hacer dependiente, a todos los que llegaban perseguidos por el pinochetismo, incluso a los que habían roto con la Unidad Popular, o a aquellos proletarios que nunca se habían adherido a ese proyecto.

La mitología de la resistencia y la solidaridad

Esa reconstitución de los aparatos de la Unidad Popular en el Exilio, fue alimentada y cementada por una enorme mitología a de la “resistencia" que se desarrolló entre los años 1973 y 1980, precisamente en el período en el cual el pinochetismo se desarrolló con menos obstáculos. "Pinochet caería de un momento a otro'', "se trataba únicamente de algunos oficiales traidores'', "el régimen no tenía base social", "todo el pueblo estaba con la Unidad Popular", "la mayor parte del ejército era patriota y demócrata", "Chile se hundía económicamente y no llegaba al próximo invierno", "la resistencia crecía", "los sindicatos se organizaban", "se preparaban acciones"... Era imposible encontrar algún chileno del aparato que se considerase a si mismo como un militante de base, sin mucha perspectiva de lucha inmediata; todos eran "dirigentes", todos estaban preparando la resistencia, todos estaban realizando tareas esenciales en coordinación con el "frente" como si se estuviese en plena guerra de resistencia contra el fascismo, hasta ese punto rotundamente paranoico y alejado de la realidad, había llegado la tentativa de mimetismo con respecto al antifascismo y la resistencia durante la segunda guerra.

Nunca hubo tanta gente diciendo que se preparaban acciones y nunca hubo tan poca acción, nunca hubo tanta colecta para la "resistencia" y nunca hubo menos "resistencia", nunca hubo tantos crédulos en la caída del Pinochet y nunca Pinochet estuvo más fuerte, nunca hubo tantos dirigentes tomando importantísimas resoluciones, discutiendo programas, planes y alianzas y nunca hubo menos consecuencias reales... Existirán millones de anécdotas acerca de esa resistencia que siempre se preparó y que nunca se realizó; de esa resistencia con la que se engañó a tanta gente en todo el mundo, nosotros nos limitaremos a ver brevemente el desarrollo de ese mito y su utilidad interna y externa a la Unidad Popular.

El mito era una necesidad interna y externa de la Unidad Popular, coherente con su ideología burguesa antifascista, y que le permitía mantener su aparato y continuar apareciendo como un interlocutor importante frente a otras fuerzas internacionales (gobiernos, partidos, sindicatos...) del capital.

Internamente, había que mantener o intentar mantener, no ya a aquella parte del aparato directamente interesada en el mismo, sino a aquellos militantes que realmente pretendían luchar por lo que llamaban "socialismo". Al llegar a los países de destino de los exilados, estos --incluso cuando eran independientes o totalmente críticos con respecto a la Unidad Popular-- se encontraban atraídos, no sólo por una dependencia administrativa y económica imposible de evitar (sólo los aparatos de la Unidad Popular estaban en condiciones de solucionar los mínimos problemas de subsistencia, legalidad, visa, alojamiento, permisos de trabajo, becas... que encontraba todo recién llegado), sino porque era –creían-- la única llave de contacto con los que habían quedado luchando en condiciones terribles, y con los que querían solidarizarse. De una u otra forma esta subordinación y dependencia, los transformaba en agentes de una mentira gigantesca que, en los "países de acogida" se transformaba en un arma al servicio de toda burguesía nacional.

Los intereses de la burguesía en cada nación, en recibir bien a sus pares de la Unidad Popular pero también en fomentar y desarrollar el mito de la resistencia chilena al fascismo, es evidente. Otra vez, frente a los movimientos de clase que anunciaban la crisis del 74-75, se volvía a intentar la polarización burguesa fascismo-antifascismo que tantos resultados le había dado. Los PS, los P”C”, trotskistas, maoístas, anarcosindicalistas... pero también sectores de la democracia cristiana internacional e incluso clásicos sectores liberales y conservadores; comprendieron que la mejor forma de rehacerse una buena imagen frente a sus clases obreras respectivas, era presentándose como los antifascistas. Ellos no eran los que reprimían a la clase obrera, sino que por el contrario eran solidarios con los reprimidos, con los perseguidos, por la maldad en sí, encarnada ahora por un nuevo y gran chivo expiatorio: la junta chilena, sus campos de concentración y Pinochet. No debemos olvidar que las banderas del antifascismo, la democracia, la resistencia, son las del campo imperialista triunfante en la última guerra mundial capitalista. ¡Qué mejor para la burguesía del mundo entero que recibir a los jefes de la "resistencia contra el fascismo!.

Esto se comprende bien, es algo así como el ABC, ellos se entienden, tienen los mismos intereses. Lo indignante es el constatar como ese mito de la resistencia al fascismo chileno difundido en el mundo, enganchaba aún a sectores de obreros, que renunciando a su clase apoyaban cuanto acto, movilización, discurso, colecta, manifestación, se hacía en nombre de la “resistencia chilena". Que la burguesía mundial esté dispuesta a dar dinero para mantener ese mito, para financiar los cientos de viajes de los hombres del negocio chileno de la resistencia, los congresos, reuniones, armas... es totalmente lógico. Lo que calienta a un muerto es el succionar permanente de las escasas fuerzas obreras y que hasta los miserables ahorros de miles de obreros en el mundo entero hayan ido a engrosar las cajas de la tan cacareada Resistencia (?).

Desde nuestro punto de vista, es decir desde el punto de vista del proletariado en lucha por la destrucción del mundo capitalista, ello constituye una evidente debilidad. Fueron centenas de miles de proletarios en todo el mundo, que querían expresar su solidaridad con sus hermanos en Chile, que estaban dispuestos a luchar por ello. Pero no hubo ni una orientación clasista de esa solidaridad, ni una centralización internacionalista de la misma y como pasa siempre que el proletariado no se dota de sus propias orientaciones y de su propia dirección, es su enemigo histórico, la burguesía, quien lo encuadra y orienta al servicio de sus intereses. Por ello la inexistencia de una solidaridad clasista, condujo a que la voluntad de solidaridad fuese canalizada hacia intereses antagónicos a los del proletariado y lo que sucedió en la práctica fue que obreros en distintas partes del mundo consideraban que se solidarizaban con sus hermanos chilenos, en base a la unión sagrada con los partidos burgueses partidarios de la "resistencia chilena”, y que colaboraban con aquella. Como si la mejor solidaridad con los proletarios chilenos no es precisamente la lucha contra "su" propia burguesía, sus estados, sus partidos. El asunto Chile se transformó así, especialmente en Europa, en un arma formidable contra la lucha del proletariado, pues estaba exactamente del otro lado de la barricada de los intereses reales del proletariado y de su lucha contra toda la burguesía "fascista y antifascista".


El derrumbe del mito


Tal vez hayan sido muy pocos, los dirigentes que sabían realmente como eran las cosas, que el proletariado no los seguía y que sin él, todos los partidos unidos de la Unidad Popular no eran capaces de hacer ninguna resistencia, que en el fondo la resistencia era un mito. La propia estructura, en la que a cada uno se le hace creer que dirige algo, en la que cualquier tarado se considera “dirigente de la resistencia”, realizando importantísimas tareas en función de los “compañeros del frente" contribuye a mantener el mito. Cada "dirigente" infla sus resultados particulares y hace creer a su "dirigente superior" (en realidad cuadro medio bajo) que en su sector las cosas avanzan, éste agrega un poco más a las versiones de cada uno de sus subordinados..., hasta que cuando llegan arriba, las cosas se han multiplicado por 100. Sería por lo tanto exagerado el culpar de todo a las cúspides de los partidos respectivos, cada uno de los aparatos partidarios, cada uno de los escalones se complacen del mito y viven gracias a él.

Al mito lo fue carcomiendo el tiempo y la propia realidad del mundo capitalista en todas partes. Los del aparato de la Unidad Popular tenían que inventar historias cada vez más fantásticas, para que por ejemplo los "fascistas" de Pinochet pudieran seguir superando con sus bárbaros crímenes (sólo así podían continuar siendo las estrellas del antifascismo), a las atrocidades y secuestros realizados en la "democracia argentina" de la última fase peronista (1974-76), a la represión que la burguesía francesa dirigía en Marruecos, a la horrible realidad de los campos de prisioneros de la primera “república socialista del mundo”, o las condiciones de vida que le son impuestas al proletariado en Palestina, a la escalofriante guerra "entre países socialistas".

En Chile mismo, en los años 1975-76 eran muy pocos los que podían creer en la tan cacareada resistencia. Saltaba a los ojos la desproporcionalidad entre todo lo que se decía que se organizaba y se hacia, en contraposición con la pobre realidad en donde en forma totalmente aislada y sin perspectiva de ninguna especie se batían algunos militantes del MIR con fuerzas miles de veces superiores y sin ningún tipo de escrúpulo (torturas, asesinato...). Por otra parte dentro de los límites de la crisis generalizada del capital mundial, Pinochet había logrado una cierta reconstitución de la economía, gracias al aumento de la tasa de explotación y ganancia, y Chile, luego de muchos años volvía a situarse por encima de la media, en lo que respecta a ritmos de crecimiento de América Latina. Esa consolidación evidente del régimen, que no encontraba ninguna oposición fuerte, hubiese por si mismo tirado abajo el mito, sino fuese por el fervor casi religioso, especialmente en el exterior, de todo exilado de la Unidad Popular.

Pero de una forma u otra esa "realidad chilena", que era la única en función de la cual los militantes de la Unidad Popular concebían su vida y el mundo (¡nunca el nacionalismo y el chovinismo habían llegado a tales extremos como en el Exilio chileno organizado!), llegaba a los sectores menos implicados, lo que producía choque cada vez más violentos con la historia tal como se hacia al interior de la Unidad Popular.

Luego se sumaron un conjunto de elementos que deterioraron aún más el mito. Presos salidos de Chile, declaraban que nunca habían recibido ninguna ayuda del exterior cuando estaban en la cárcel. Y ello, cuando los militantes de los distintos aparatos habían hecho miles de "colectas para los presos de Chile".

Poco a poco a los fantásticos cuentos sobre "el frente" se le empezaron a superponer "soluciones más pragmáticas" como que Pinochet renunciaba y habría un gobierno de transición... o muchas otras, al mismo tiempo que a las "victorias obtenidas" se le comenzaron a superponer las innumerables versiones sobre las luchas entre grupos de interés al interior de cada uno de los partidos, en donde cada versión acusaba a los rivales de horribles traiciones, de inconsecuencia, de robar dinero de la resistencia para uso personal... Todo esto olía fuerte a rotundo fracaso... y además por más crédulo que pueda ser uno... Pinochet continuaba incólume.

En el Exilio, la gran mayoría de los militantes del aparato habían organizado su vida alrededor del mito de la resistencia, y quién más quién menos pensaba volver rápido a Chile en triunfador. En muchos casos la profesión de los militantes era, aunque hoy pueda resultar de humor negro, la de "resistentes". Entre otros problemas (como los impresionantes traumas o comportamientos psicópatas ante la intuición de la realidad), ello implicaba un costo demasiado grande; en "profesionales" que no se justificaba y que llegado un límite no pudo ser soportado. Todo ello fue debilitando: el aparato y sus mitos.

Las "discrepancias”, que en general era una forma de cubrir políticamente verdaderas luchas de intereses frustraciones, mentiras, negociados, fueron dividiendo y pudriendo cada uno de los aparatos de la famosa "resistencia". Así se llega a una situación de putrefacción generalizada de los aparatos, en los últimos 4 años de la década del 70, en donde a pesar de lo que dicen los grandes jefes, radio Moscú u otras emisoras fieles, los aparatos se vaciaron, la gente se desbandó. Si bien se han dado casos de rupturas políticas con toda la Unidad Popular, sin que hasta ahora exista a nuestro conocimiento ningún balance serio de su historia al servicio de la contrarrevolución, la gran mayoría de los antiguos militantes han optado por una solución de aislamiento, muchas veces de búsqueda individual de una "solución" y en muchos casos han pasado de la más religiosa credulidad en sus políticos, a la incredulidad total en toda transformación socio-política.

Mientras ese proceso se consumaba fundamentalmente en "el exterior", en Chile, los límites de la fase de acumulación inicia da en 1975 comenzaron a hacerse sentir, y poco a poco el "milagro chileno" cedió paso a una nueva crisis generalizada. Con ella comenzaron de nuevo todos los problemas que habían quedado suspendidos, y en especial el que más nos interesa: la reemergencia del proletariado, vanguardizado una vez más por el proletariado minero. Se podría pensar que este hecho, hubiese inflado nuevamente la camiseta de los de la Unidad Popular, pues por fin había una verdadera resistencia a Pinochet. En realidad, ello no fue así, ni podía ser así, pues por razones históricas muy concretas la Unidad Popular ha sido el antagonismo vivo de las luchas del proletariado minero. El hecho de que justamente la verdadera lucha contra Pinochet, haya escapado por completo a la estructuración de la Unidad Popular (y que precisamente por ello sea una lucha del proletariado contra la burguesía), que la clase obrera recomience a manifestarse como clase, como fuerza autónoma, en un sector de la clase obrera que tradicionalmente la Unidad Popular no solo no controla, sino que históricamente ha condenado y reprimido, fue el elemento decisivo del derrumbe del mito de la resistencia Unidad Popular y lo que terminó de pudrir los sectores de la Unidad Popular que aún podrían creer.

El proletariado minero

Como lo hemos explicado en otras oportunidades (6), el proletariado minero que en el mundo entero ha estado a la vanguardia de las luchas, es en países como Bolivia, Chile, Perú... el núcleo de la lucha del proletariado. Núcleo en el sentido fuerte de la palabra, como centro, como puntal a través del cual todo el proletariado concentra sus energías y ejerce su fuerza contra el enemigo, pues sabe que ahí su correlación de fuerzas (importancia estratégica del sector en la economía nacional) es más favorable. Esto se ha confirmado históricamente, siempre en todos estos países.

En Chile desde tiempos inmemoriales las grandes batallas de clase contra clase, tuvieron como núcleo del proletariado a los mineros. Últimamente todos y cada uno de los gobiernos (Frei, Allende, Pinochet), encontraron el talón de Aquiles de su política económica en la respuesta clasista del proletariado minero.

Hasta el gobierno de Allende las respuestas burguesas, habían sido las tradicionales, el garrote y la zanahoria. El gobierno de Allende fue el primero que intentó incluso eliminar la zanahoria. Cuando ante la baja del poder adquisitivo de los salarios los mineros comenzaron a solicitar aumentos, el gobierno de Allende respondió diciendo que ya ganaban mucho, que Chile era pobre, que ganaban más que los otros obreros, que eran la aristocracia obrera... y como si todo eso fuera poco que "ahora el cobre es chileno".

Para los mineros, como para cualquier otro sector de la clase obrera, la absurda cuestión filosófica sobre la nacionalidad de las materias brutas o las máquinas con las que tratan, le tienen sin cuidado; trabajar para una sociedad anónima de otro país o para el Estado, es exactamente lo mismo. Su interés es mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, trabajar menos, cobrar más, es decir luchar por imponer a la burguesía una tasa de explotación (tiempo de trabajo en el que producen para el capital dividido el tiempo de trabajo en el que producen valores correspondientes a sus medios de vida) lo menor posible.

Frente a esto el aparato de la Unidad Popular esgrimía su teoría kautskísta-leninista, diciendo que los obreros eran economicistas, tradeunionistas, aristocracia obrera, que las faltaba politizacíón... Lo que le proponían era abandonar su interés "económico" en nombre de su supuesto interés político: "un gobierno de los trabajadores", y la "nacionalización del cobre".

Tal vez muchos de los militantes de la Unidad Popular hayan leído "El Capital" y los trabajadores de las minas no. Sin embargo no nos cabe la más mínima duda de que la esencia de la lucha de clases, del lado proletario, tal como la describe Marx en su obra, ha sido perfectamente comprendida por los mineros y no por los de la Unidad Popular. Nada más normal que los trabajadores luchen por imponer una tasa de explotación menor.

Pero aquí no se encuentra sólo el interés ''económico" de los mineros, sino contrariamente a lo que dicen los de la Unidad Popular también su interés general, histórico y político (7), pues la lucha por una menor explotación los fortifica en la lucha contra todo el Estado burgués y además porque por otro lado un régimen proletario se caracteriza, primeramente por la apropiación por parte del proletariado del producto (y la reducción del tiempo de trabajo, de su intensidad, etc.) lo que implica en términos inmediatos de disloque general de la tasa de explotación, la liquidación de la plusvalía la transformación del trabajo excedente en un fondo social, etc.

Por lo tanto, aún ignorando todo el resto de 1o que fue la Unidad Popular, hubiese, bastado esa sola argumentación contra las reivindicaciones mineras, hubiese sido suficiente el rechazo y la represión con la que la Unidad Popular respondió a los mineros de El Teniente para caracterizar a dicho frente popular y al gobierno correspondiente como antiproletario y contrarrevolucionario.

No podemos aquí entrar en el detalle de las diferentes luchas que opusieron al proletariado nucleado por el proletariado minero contra todo el capital en Chile, representado por la Unidad Popular. Digamos simplemente que este gobierno, utilizó principalmente el enfrentamiento y la denuncia frontal y utilizando el mito de que el cobre era chileno el argumento de que ganaban más que otros sectores de la clase obrera, intentó (y logró parcialmente) movilizar a otros sectores obreros (que renunciaban claro está a los intereses de su clase) contra los mineros. Como todo esto y la represión no fue suficiente para acallar la lucha de los proletarios del cobre, éstos fueron acusados de agentes de la CIA, de hacerle el juego a la democracia cristiana, al fascismo, a la derecha (8).

De ahí que haya sido tan molesto para la Unidad Popular el hecho indiscutible de que hayan sido precisamente los proletarios mineros de El Teniente, y de Chuquicamata la verdadera vanguardia de la lucha contra Pinochet.

En la época más oscura de la contrarrevolución, en los años más tenebrosos del triunfo pinochetista, por 1977-78, cuando en la resistencia ya se creía menos, y la Unidad Popular se derrumbaba, cuando en Chile el asociacionismo obrero estaba en su punto más bajo y solo existían los sindicatos fieles y promocionados por el régimen, los mineros volvieron a anunciar su existencia. Se trataba de los primeros pasos reorganizativos y el pretexto inmediato consistió en un conjunto de reivindicaciones en la mina de El Teniente referentes a la comida, los turnos, etc. Hubo algunas medidas de lucha, el régimen no se atrevió a utilizar la represión, se lograron algunas mejoras.

Luego vino el 81, año en el que la crisis vuelve a manifestarse en Chile y en las emergentes luchas de clase, el proletariado minero volvió a encontrarse a la cabeza. La situación se sigue desarrollando en 1982 y 1983, hasta llegar a la situación actual, de reemergencia del proletariado (no sólo en Chile sino en toda la región) en donde el carácter de vanguardia indiscutido del proletariado minero nadie será capaz de ponerla en duda.

Cuando terminamos este texto (15 junio 1983), se viven jornadas heroicas de lucha de clase contra clase y los mineros constituyen el núcleo central del proletariado. Recordemos una vez más que lo que está a la cabeza de todo el proletariado, son esos mineros que la Unidad Popular decía de derecha, la aristocracia obrera, los economicistas. Que sirva esto de lección terminante no sólo para condenar a todas las fuerzas que en esas circunstancias se pusieron del lado de la Unidad Popular, sino a todas esas teorías kauskistas que constituyen la quintaesencia del pensamiento de la izquierda en el mundo entero.

Al respecto un elemento más. La Unidad Popular consideraba que lo decisivo en la “resistencia" era la "conciencia política", que equivale a un pensamiento de "izquierda". Los hechos vienen a confirmar una vez más el ABC de la teoría de Marx contra todos sus revisores, el proletariado reemprende la lucha no en base a la "conciencia” sino contra las condiciones de explotación, el proletariado minero se ve forzado a enfrentarse con todo el Estado chileno, no gracias al aporte de conciencia de la izquierda burguesa!!! (los sectores obreros con mayor tradición P“C” como lo que queda de la industria textil, o como sectores de la transformación industrial del cobre, son los que más les cuestan plegarse a la lucha que se vive hoy), sino aferrándose a sus intereses llamados “económicos", en realidad aferrándose a sus intereses a secas. Y frente a estos intereses todos los programas de democratizaciones, socializaciones, liberación nacional, no tienen nada que aportar, sin que sean su propia negación. De ahí que la contraposición entre todas esas reformas del capital y la lucha revolucionaria del proletariado no sea sólo un problema estratégico, un problema para otra etapa de la lucha (como pretende la izquierda burguesa), sino que esa contraposición se encuentra en la base misma de la vida y de la lucha del proletariado.

Debilidad y fuerza del proletariado: Perspectiva

Sin lugar a dudas, el hecho de que el proletariado no respondiera como clase en 1973 al ataque de la derecha, fue un signo objetivo e indiscutible de debilidad. Sin embargo, el hecho de que no se dejase arrastrar a una respuesta como furgón de cola de la resistencia de la Unidad Popular, es dentro de aquel cuadro general, una reacción importante y válida de autoconservación y en última instancia, un primer indicador de la fuerza que podía tener cuando remergiera como clase. Hacerse matar por intereses que no son los de ellos, es un error que la historia no perdona, como lo demuestra el millón de muertos que al proletario en España le costó el dejarse arrastrar hacia la guerra intercapitalista y haberse sometido a la dirección de la burguesía.

En última instancia, pues el proletariado chileno, tuvo al menos la "inteligencia” de no dejarse arrastrar a una guerra --entre izquierda y derecha del capital-- que no era la suya y en la cual no tenía, ni tiene, nada que ganar. Si no hubiese sido por eso --que es válido para todo el Cono Sur-- contaríamos los muertos, no por miles, sino seguramente por cientos de miles y el proletariado como clase hubiese sido barrido de la historia, no por 8, 10 o 15 años, sino (como en España!) por 30, 40 años o más. Peor aún, la generación de proletarios que se reconstituiría como clase habría perdido toda ligazón histórica, teórico-práctica, con la generación que vivió y sufrió, la derrota (como en España..., como en el mundo entero!) y sería sumamente difícil asegurar la memoria colectiva de la clase. Hoy, en 1983, cuando la reemergencia del proletariado como clase, comienza a hacerse sentir, a pesar de lo limitado de las fuerzas de las organizaciones revolucionarias, el proletariado en Chile (y en otros países de la zona), cuenta con un elemento a su favor, del que carece en otras regiones: haber vivido en carne propia la ola revolucionaria y la contrarrevolución (y no hace 2 o 3 generaciones como sucede en Europa occidental o Rusia) y el contar aún en sus filas con miles de hombres y mujeres, que no han olvidado, ni olvidaron y que conocen por su propio sufrimiento, que todos los partidos populares, así como los que se dicen obreros constituyeron los aliados objetivos y reales de los que son abiertamente de derecha. En forma más consciente o menos, esos proletarios sienten en lo más profundo de sus tripas, que cualquiera que sean los programas, escisiones, alianzas que propongan, seguirán siendo sus enemigos y que no se puede contar más que con las propias fuerzas.

Hoy, en mayo-junio 1983, las primeras batallas de una nueva fase de lucha de clases comienzan a librarse. El proletariado, con su acción está confirmando su propia teoría, solidarizándose con las luchas del proletariado minero y contraponiéndose a todo el Estado del capital, hoy todavía con Pinchote a la cabeza. Mañana esa misma lucha seguirá, contra otros administradores, que el Estado del Capital pondrá en su lugar. Para eso está ultrapreparada la democracia cristiana e intentar prepararse sobre bases algo cambiadas los viejos partidos de la izquierda del capital. Es lo que sucede con la llamada, "convergencia Socialista". En efecto si bien es cierto que ella es el producto mismo de la crisis de la Unidad Popular, del fracaso de su programa y de su incapacidad de continuar controlando al proletariado, si bien es en este sentido un reflejo de éste, de su reaparición en la escena social y que hay sectores del proletariado en lucha que se reconocen en ella; no es en absoluto el proletariado mismo constituyéndose en fuerza, sino que la “convergencia socialista” con grandes choques y contradicciones se va constituyendo como una nueva canalización burguesa que responde y en muchas de sus expresiones, como carece de la vieja y contrarrevolucionaria izquierda chilena. Ello se refleja en el hecho de que si bien hay una cierta crítica al estalinismo, demasiado quemado ante los ojos del proletariado así como a otras expresiones de la ideología “marxista-leninista” y una voluntad evidente de prestar más oídos a lo que “surge de la base”; la mencionada convergencia, es precisamente la “convergencia” de la reemergencia de la discusión, la movilización y la agitación en las bases obreras con la posibilidad (el stalinismo encuentra mayores dificultades para seguir el tren de la historia) y necesidad de parte de la vieja estructura de la Unidad Popular de renovarse, vestirse de nuevo, para no perder el tren, reencuadrar al movimiento obrero y continuar su viejo política socialoide; lo que se expresa a su vez en que todas las expresiones formales (direcciones, escritos, llamados...) son características del socialismo burgués y del cretinismo democrático.

Ello no debe ni alarmarnos, ni debemos considerar esta situación como catastrófica. El renacimiento del proletariado como clase no puede hacerse de un día para el otro en forma pura y autónoma. Por un lado el proletariado está obligado a conquistar su autonomía en largas y duras batallas, por el otro es totalmente normal que la burguesía (clase que tiene como secreto de su dominación el encuadrar una parte de sus esclavos y utilizarlos contra otra parte de sus esclavos) intente no perder el tren y se readapte, e intente controlar y desvirtuar cada una de sus estructuras y organismos en que el proletariado intente forjar su autonomía.

Sin embargo, la clave de los resultados de la lucha de clases futura, que hoy se reinicia en Chile, está precisamente en esa puja entre la autonomía, es decir la separación del proletariado como fuerza de todas las fuerzas del capital, y la subordinación, es decir la capacidad de la burguesía de someter, dirigir y en última instancia anular toda autonomía de clase, liquidando al proletariado en una nueva reconstitución del pueblo, de la unidad popular, de un frente popular.

Por ello hoy todas las fuerzas sinceras del proletariado en la lucha cada vez más abierta contra él régimen, tienen como tarea central el empujar a esa separación, a esa autonomía, no aportando ninguna consciencia externa y contraria a lo que surge del movimiento, (como pretende tanto “leninista”), sino, por el contrario, en la lucha misma contra la explotación y sus condiciones, haciendo explícita la ruptura que existe en la realidad, propagandeando y agitando la historia misma de la clase, haciendo consciente la ruptura que existe en el movimiento mismo, denunciando cualquier tentativa de supeditación de los intereses del proletariado al viejo programa populista y por lo tanto denunciando tanto a todos los viejos dirigentes de la Unidad Popular que intentan no perder el tren, como a los programas de socialismo burgués que tratan de canalizar la lucha; en fin, gritando que el proletariado solo construirá su camino aferrándose a sus intereses, enfrentándose con toda la democracia y el socialismo burgués, constituyéndose en fuerza real e internacional de clase, para ejercer su propia dictadura y, abolir, la sociedad mercantil, el Estado, las clases sociales...

Muera Pinochet y su régimen de miseria y opresión

Mueran todas las fuerzas del capital que se aprestan a sustituirlo

Viva la lucha del proletariado minero; viva la lucha del proletariado en Chile; viva la lucha del proletariado internacional

Por su reorganización en fuerza comunista mundial


NOTAS

(1) Ver Memoria Obrera: Chile septiembre 1973 en Comunismo nº 4.

(2) Cuando mencionamos la Unidad Popular a secas debe comprenderse incluido al MIR, que en realidad desde que la Unidad Popular asumió el gobierno, no fue otra cosa que su apéndice radical.

(3) Diferentes documentos y declaraciones de los golpistas atestiguan dicha sorpresa.

(4) Debe recordarse que la Unidad Popular se caracterizó por una defensa extrema de las asignaciones legales de habitaciones y casas y que fue por eso que se vio confrontada a reprimir muy severamente las ocupaciones realizadas por los "sin casa" que pretendían apropiarse, cuando ese Gobierno asumió, de las viviendas asignadas a agentes de las fuerzas represivas.

(5) Acerca del Exilio organizado, ver nuestro texto: "Exilio: Revolución y Contrarrevolución" en Comunismo nº 2.

(6) Ver por ejemplo "Bolivia, aperturas democráticas, plomo y metralla contra un proletariado indomable pero sin dirección revolucionaria" en COMUNISMO nº 5.

(7) Hemos explicado en muchas oportunidades que no existen separaciones, ni autonomía entre tipos de intereses del proletariado. Nosotros utilizamos la terminología vulgar que contiene en sí la falsa oposición (económicos-políticos, inmediatos-históricos) sólo para criticarla y contraponerle los intereses a secas, globales.

(8) De más está decir que en la lucha interburguesa, una lucha como esta no podía dejar se ser utilizada y es evidente que la derecha, la democracia cristiana, intentó infiltrarse y dirigir la lucha de los mineros. Pero este elemento es totalmente marginal y no permite explicar nunca la contradicción fundamental que estaba en juego: ¡reivindicaciones proletarias contra el Estado patrón!

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viernes, octubre 28, 2011

Autogestión (x Bonanno) 


RE-EDICION LIBRO AUTOGESTION Alfredo María Bonanno.

Dedicado a la Gaby… un feroz rugido entre tanto silencio borrego

La autogestión se está convirtiendo en la poción mágica de la cuál beben diversas agrupaciones políticas y gubernativas, “ante las diversas formas de entender la autogestión que defienden siglas, movimientos, corrientes y países, y ante la constante manipulación que se hace de esta palabra, rebajando la auténtica dimensión de la autogestión a una prolongación de lo establecido” es indispensable releer este libro -escrito en 1977 pero de muchísima actualidad- para conocer una visión anárquica del concepto.

En la búsqueda de la autogestión no hay fórmulas secretas, no hay modelos pre-establecidos, la autogestión es saborear la aventura, volver a sentir la vida sin jefes, la autogestión para hacer nada, la autogestión para reapropiarnos de nuestra existencia, siempre apuntando a la destrucción del poder, afinando la puntería para la aniquilación de la autoridad, de toda autoridad. La autogestión no tiene más teoría que su práctica inmediata.

Libro lomo cuadrado 13 x 21,5 cms, 138 páginas,

Coeditan “Fuego Cruzado Ediciones” & “Editorial Cuadernillos Incendiarios”

editorialcuadernillosincendiarios@hotmail.com

Algunos puntos de distribución:

- Sarri Sarri, San Ignacio #75 local 31. Metro Moneda. Santiago.

- Rebel music, Eurocentro local 309, Metro U. de Chile. Santiago.

- Ediciones Crimental, www.edicionescrimental.wordp...

- Biblioteca Disidente La Hiedra, Ñuble #1050, esquina San Diego. Santiago

- Centro Social Biblioteca Aeropuerto, Aeropuerto #1095, Estación Central.

- Librería Eutrapelia, San Ignacio #75 local 21, Metro Moneda. Santiago.

- Librería Estrofas del Sur, Providencia #1108 local 17, Metro Manuel Montt. Providencia.

"Y con tus torpes y nudosas manos
esculpiste tu amor por la libertad,

Y con tus torpes y nudosas manos
abrazaste la Anarquía,

Y con tus torpes y nudosas manos
acariciaste la pólvora vindicadora,

Y con tus torpes y nudosas manos
transcribiste apasionadamente
algunos de estos capítulos...

Punky Mauri ante tu repentina muerte en combate,
no me queda más que sonreir
por haberte conocido".

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La Segunda obsesionada con Hommodolars 


Ameritó portada el martes pasado el que un "Grupo anarquista amenaza a profesor de la U". Leyendo el pasquín, la cosa no daba para tanto: ocurre que uno de sus periodistas de mierda aparentemente lee HD y decidió hacer escándalo por la nota que allí subieron en que se describen los acontecimientos de la semena previa en Macul con Grecia. La mierda de nota reza así:

Anarquistas amedrentan a profesor de la "U" y se vanaglorian de quemar bus del Transantiago

FELIPE DÍAZ, La Segunda

Un nuevo capítulo en el comportamiento de los grupos violentistas se conoció hoy, luego de que se difundiera por internet una proclama en la cual sectores anarquistas se vanaglorian de la quema de un bus de Transantiago la semana pasada, se destaca la coordinación demostrada en esta acción, y termina con un llamado a funar a un académico de la Universidad de Chile por supuestamente ayudar a Carabineros a detener a sospechosos de la acción.

El documento -firmado con el seudónimo Bullanguero Antifacista- fue publicado en el sitio web Hommodolars.org, el mismo que en el pasado difundió los atentados con bombas en Santiago e incluso subieron fotografías del ataque sufrido por la embajada de México en Chile por encapuchados.

El escrito en cuestión es investigado por el fiscal jefe de Ñuñoa, Carlos Gajardo, quien indaga la quema del bus el martes pasado, en las cercanías de Macul con Grecia, en el marco del paro nacional convocado por la Confech, el Colegio de Profesores y la CUT.

Gajardo trabaja con el OS-9 de Carabineros y se realizarán las pericias necesarias para buscar desde qué lugar se envió el comunicado y así poder descubrir la identidad del autor.

"El objetivo se cumplió"

El texto relata la acción incendiaria, enfatizando que el caos es la única manera de manifestarse: "Podemos decir que el objetivo se cumplió", agrega en referencia al bus.

Según el escrito, todo comenzó "a las 7:00 aproximadamente un grupo de 100 personas salieron desde la salida de la Facultad de Filosofía a cortar la Avenida Grecia en un día en que debía reinar el caos social" y agrega que "la quema del bus se pudo realizar también en parte gracias a la acción coordinada que crece entre los camaradas rebeldes, ya que gracias a que afuera del Peda (la Umce), la Utem, el Siria y el Liceo 7 cortaron la calle sumándose a la causa revolucionaria a la misma hora".

El escrito indica que "después del corte de la calle llegó una micro hasta media cuadra y se estacionó. De ella bajaron los pasajeros y un grupo de cinco personas que participaban en la barricada fueron a pedirle al chofer que pusiera el bus del Transantiago atravesado en la calle, para que ayudara con el corte de la calle, a lo cual el chofer accedió sin mayores problemas". Según el anarquista, no se registraron golpes.

Esta versión dista radicalmente de la que entregó el propio conductor a sus cercanos, quien habría indicado que los pasajeros fueron bajados por encapuchados que amenazaron a los pasajeros con fierros y palos... además al conductor lo habrían bajado con puntapiés.

El llamado a funar a docente

Las últimas líneas son las que resultan más inquietantes. Se indica que cuando entraron los carabineros al campus Gómez Millas de la U. de Chile "un profesor de la Facultad de Ciencias, Antonio Behn, sapeó a los cabros que habían entrado a la facultad escapando de los cabros" (NOTA: Acá Felipe Díaz se ahueonó: el texto en HD dice que arrancaban de "los pacos") . Según esta acusación, habrían sido detenidos 10 jóvenes por este hecho.

En medio de diversos garabatos, llaman a una "funa" al docente.

(Otra nota: Ni tanto garabato, sólo esto:

"Funa al conchetumare. A estar vivaldis cabros, el sapeo esta a la orden del dia, e infiltrados pueden haber en todos lados.

"No porque te digan que eres paranoico significa que no te persiguen"

A NO PARAR ESTO CABROS, NOS TIENEN MIEDO, PORQUE NO TENEMOS MIEDO"
).

Esta mañana "La Segunda" contactó al profesor e indicó que las acusaciones son una injuria y que han sido presentadas por personas que "no han querido dar la cara".

Agregó: "no es verdad, pero no quiero dar ninguna declaración, porque esta cosa ya se salió de todo contexto". Dentro de la indagación de la quema del bus, la fiscalía también indagará el "acoso virtual" contra Behn.

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lunes, octubre 24, 2011

Faust IV 


Descubrí a Faust en 1988 gracias a un disquero amigo en Providencia. Es de las pocas cosas que nunca me ha dejado de gustar, aunque como me ocurre con varios bandas/artistas, me quedo con su período de existencia original y prescindo de las reuniones posteriores (que en este caso han resultado realmente largas).

Primero escuché el impresionante Faust homónimo (o sea, el I), luego el "71 minutes of...", después el "So Far" (que vendría siendo el II) y el "Faust Tapes" (III?). Según entiendo y recuerdo, 71 minutos contiene algo así como los elepés perdidos ("Munic and Elsewhere" y "Faust Party Three").

El Faust IV lo escuché algo después y era mi menos favorito del lote. Hace unos meses lo empecé a echar de menos y no lo encontraba, por lo cual lo puse en la lista de "perdidos" a recobrar (¡con estos amigos quien necesita amigos de lo ajeno!), pero apareció hace poco y me puse a reapreciarlo con gran placer, dado que ahora me parece una verdadera pieza maestra, totalmente disfrutable incluso en ambientes familiares.

La belleza de este álbum (de 1973, en su época editado por Virgin) radica en que, sin dejar de ser 100% puro FAUST, de alguna manera se las arregla para lograr una presentación algo más amena y "pop" (en el buen sentido) de las típicas ideas y prácticas de este colectivo, sin perder nada de su excentricidad experimental pero ganando al mismo tiempo mayores dosis de humor (y no es que no lo hubiere a grandes cantidades en los otros albums).

Sé que podría subirlo yo mismo para ser descargado directamente aquí, o esforzarme más para realizar un comentario detallado más decente, pero ¿qué quieren que haga? Tengo menos tiempo promedio de vida por delante que el promedio de mis fantasmales lectores, y una agenda cada vez más ocupada. Además, ni siquiera aprendí a hacer el nudo de las corbatas y las pocas que mantengo guardadas en mi closet tienen un nudo eterno que debo preocuparme de que nunca se deshaga. Eso ya es suficientemente difícil como para andar aprendiendo cuestiones técnicas adicionales y totalmente innecesarias mientras pueda parasitar de sitios como este:

http://ocasodecanopus.blogspot.com/2009/01/faust-iv-faust-1973.html

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Freud y las corbatas 

"En los sueños de los hombres encontramos muchas veces la corbata como símbolo del pene, no sólo por colgar por delante y ser prenda característica del hombre, sino porque puede ser elegida a capricho, cosa que la naturaleza no nos permite hacer con respecto al miembro simbolizado. Las personas que emplean este símbolo en sus sueños dan gran importancia a las corbatas en su vestido y poseen verdaderas colecciones de ellas"

(Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, vol. 2, Alianza, pág. 194).

No sé como interpretar el hecho de que:

a) Nunca aprendí a hacer el nudo de la corbata, por más que mi padre se empeñaba en enseñarme.

b) Nunca me he comprado una corbata yo mismo.

c) La mayoría de las corbatas que tengo son corbatas que mi padre ha dejado de usar y me ha regalado.

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miércoles, octubre 19, 2011

El despertar en América (x Buró de Secretos Públicos) 


Una situación radical es una revelación colectiva. . . . En tales situaciones la gente se vuelve mucho más susceptible de llevar a cabo nuevas iniciativas, más dispuesta a cuestionar las antiguas creencias, más proclive a penetrar la farsa habitual. . . . La gente aprende más sobre la sociedad en una semana que en años de “estudios sociales” académicos o “toma de conciencia” izquierdista. . . .Todo parece posible — y muchas más cosas lo son realmente. La gente apenas puede creer lo que tenía que soportar en “los viejos días”. . . . El consumo pasivo se convierte en comunicación activa. Los desconocidos entablan animadas conversaciones en las esquinas. Los debates se suceden sin parar, nuevos recién llegados reemplazan constantemente a aquellos que marchan a otras actividades o tratan de conseguir unas horas de sueño, aunque están normalmente demasiado excitados para dormir mucho tiempo. Mientras unos sucumben a los demagogos, otros empiezan a hacer sus propias propuestas y toman sus propias iniciativas. Los espectadores se lanzan al torbellino y atraviesan cambios increíblemente rápidos. . . . Las situaciones radicales son los raros momentos en que el cambio cualitativo llega a ser realmente posible. Lejos de ser anormales, revelan en qué medida estamos casi siempre anormalmente reprimidos. En comparación con ellas la vida “normal” parece la de un sonámbulo.

—Ken Knabb: El placer de la revolución



El movimiento de “ocupación” que ha atravesado el país en las últimas cuatro semanas es ya la ruptura radical más significativa en América desde los años 60. Y esto es solo el principio.

Comenzó el 17 de septiembre, cuando unas 2.000 personas se juntaron en New York para “Ocupar Wall Street” en protesta contra la dominación cada vez más flagrante de una minúscula élite económica sobre el 99% restante. Los participantes emprendieron la acampada que aún sigue en curso de un parque cercano a Wall Street (rebautizado como Plaza de la Libertad en honor a la ocupación de la plaza de Tahrir en Egipto) y crearon una asamblea general que ha seguido reuniéndose todos los días. Aunque casi totalmente ignorada en un primer momento por los medios oficiales, esta acción empezó rápidamente a inspirar ocupaciones similares en cientos de ciudades de todo el país y en muchas otras del mundo.

La élite dominante no sabe por dónde van los tiros y se ha puesto a la defensiva. Mientras, los expertos mediáticos, sin la menor idea de lo que hablan, tratan de desprestigiar el movimiento por no haber podido articular un programa o lista de demandas coherente. Por supuesto los participantes han expresado numerosas reivindicaciones, que bastarían para cualquiera que haya puesto alguna atención en lo que está pasando en el mundo, pero han evitado acertadamente limitarse a una simple demanda o a unas cuantas, porque cada vez resulta más claro que todos los aspectos del sistema son problemáticos y que todos los problemas están interrelacionados. En lugar de ello, reconociendo que la participación popular es en síi misma una parte esencial de cualquier solución real, la asamblea de New York se ha presentado con una propuesta desarmantemente simple aunque eminentemente subversiva, animando a la gente del mundo a “Ejercitar su derecho a la asamblea pacífica; ocupar el espacio público; abrir un proceso para tratar los problemas que enfrentamos y generar soluciones accesibles a todos. . . . ¡Unámonos y hagamos oír nuestra voz!”

Casi tan poca idea como los expertos mediáticos tienen aquellos radicales doctrinarios que permanecen abatidos al margen prediciendo que el movimiento será cooptado y criticando que no haya asumido al instante las posturas más radicales. Estas personas deberían saber que la dinámica de los movimientos sociales es mucho más importante que sus aparentes posturas políticas. Las revoluciones surgen de procesos complejos de debate e interacción social que llegan a alcanzar una masa crítica y provocan una reacción en cadena — procesos como el que estamos viendo desarrollarse. El eslogan del “99%” puede no ser un “análisis de clase” muy preciso, pero constituye una aproximación muy cercana para empezar, un meme excelente para romper con un montón de jerga sociológica tradicional y plantear la cuestión de que la gran mayoría de la población está subordinada a un sistema que marcha por y para una minúsculo élite dominante, y enfoca correctamente a las instituciones económicas más que a las políticas, que son simplemente sus lacayos. Las incontables reivindicaciones no constituyen un programa coherente, pero tomadas como un todo suponen ya una transformación fundamental del sistema. La naturaleza de esta transformación se irá clarificando a medida que se desarrolle la lucha. Si el movimiento logra forzar al sistema a asumir algún tipo de reforma significativa del tipo New Deal tanto mejor, ya que temporalmente facilitará que podamos ir más allá. Si se manifiesta incapaz de implementar ninguna reforma significativa, ello obligará a la gente a buscar alternativas más radicales.

En cuanto a la cooptación, habrá por supuesto muchos intentos de apoderarse o de manipular el movimiento, pero no creo que lo tengan fácil. El movimiento de ocupación ha sido desde el principio resueltamente antijerárquico y participativo. Las decisiones de Asamblea general son escrupulosamente democráticas y la mayoría de las veces por consenso — un proceso que puede resultar pesado a veces, pero que tiene el mérito de hacer prácticamente imposible cualquier manipulación. De hecho, la verdadera amenaza es el camino contrario: el ejemplo de la democracia participativa finalmente amenaza a toda jerarquía y división social, incluyendo a la existente entre empleados y burocracias sindicales, y entre partidos y afiliados. Esta es la razón por la que muchos políticos y burócratas sindicalistas están tratando de subirse al carro. Ello es un reflejo de nuestra fuerza, no de nuestra debilidad. (La cooptación existe cuando consiguen que subamos a su carro). Por supuesto, las asambleas pueden estar de acuerdo en colaborar con algún grupo político para una manifestación determinada o con algún sindicato para una huelga, pero en su mayor parte tienen cuidado de que las distinciones permanezcan claras, y prácticamente todas se han distanciado rotundamente de los dos principales partidos políticos.

Aunque el movimiento es ecléctico y abierto a cualquiera, se puede afirmar que el espíritu que subyace es profundamente antiautoritario, inspirándose no solo en movimientos populares recientes como los de Argentina, Túnez, Egipto, Grecia, España y otros países, sino también en teorías y tácticas de los anarquistas y de los situacionistas. Como señala el editor de Adbusters (uno de los grupos que ha contribuido a iniciar el movimiento):

“No solo nos inspiramos en lo sucedido recientemente en la Primavera Árabe, somos estudiosos del movimiento situacionista, que originó lo que mucha gente piensa que fue la primera revolución global en 1968, cuando algunas revueltas en París inspiraron de pronto revueltas en todo el mundo. Universidades y ciudades explotaron inesperadamente. Esto lo logró un pequeño grupo de personas, los situacionistas, que eran como la columna filosófica del movimiento. Uno de los hombres clave fue Guy Debord, que escribió La Sociedad del Espectáculo. La idea es que basta un poderoso meme — una idea poderosa — aplicado en el momento adecuado para prender una revolución. Este es el contexto del que partimos.”

La revuelta de mayo del 68 en Francia también fue en realidad un “movimiento de ocupación” — uno de sus rasgos distintivos fue la ocupación de la Sorbona y otros edificios públicos, que inspiró la ocupación de fábricas en todo el país por más de 10 millones de trabajadores. (Estamos muy lejos ahora de algo así, que solo podría ocurrir si los trabajadores americanos se liberasen de sus burocracias sindicales y tomasen la acción colectiva por su propia cuenta, como hicieron en Francia.)

Dado que el movimiento se extiende a centenares de ciudades, es importante señalar que cada una de las nuevas ocupaciones y asambleas sigue siendo totalmente autónoma. Aunque inspiradas por la ocupación original de Wall Street, todas ellas han sido creadas por la gente en sus propias comunidades. Ninguna persona ni grupo externo tiene el más leve control sobre ninguna de estas asambleas. Como debe ser. Cuando las asambleas locales se enfrenten a una necesidad práctica de coordinación, se coordinarán; mientras tanto, la proliferación de grupos y acciones autónomas es más segura y fructífera que la “unidad” de arriba a abajo a la que están siempre apelando los burócratas. Más segura, porque contrarresta la represión: si la ocupación de una ciudad es aplastada (o cooptada), el movimiento seguirá vivo y activo en otras cien. Más fructífera, porque esta diversidad hará posible que la gente comparta y compare un abanico mayor de tácticas e ideas.

Cada asamblea parte de sus propios procedimientos. Algunas operan mediante consenso estricto, otras por voto mayoritario, otras mediante combinaciones de ambos (p. e. una política de “consenso modificado” que requiera solo un acuerdo del 90%). Algunas permanecen estrictamente dentro de la ley, otras se involucran en diversas formas de desobediencia civil. Han formado varios tipos de comisiones o “grupos de trabajo” para tratar asuntos concretos, y diversos métodos para asegurar el mandato de los delegados y portavoces. Están tomando diversas decisiones sobre cómo tratar con los medios, con la policía y con los provocadores, y adoptando modos diversos de colaboración con otros grupos o causas. Son posibles muchos tipos de organización; lo esencial es que las cosas sigan siendo transparentes, democráticas y participativas, que toda tendencia hacia la jerarquía o la manipulación sea inmediatamente expuesta y rechazada.

Otro rasgo nuevo de este movimiento es que, en contraste con movimientos radicales previos que tendían a concentrarse en torno a un asunto concreto en un día específico y luego se dispersaban, las ocupaciones actuales se instalan en sus emplazamientos indefinidamente. Están allí para una carrera de fondo, con tiempo para echar raíces y experimentar con todo tipo de posibilidades nuevas.

Hay que participar para entender lo que pasa realmente. No todos estarán allí para unirse toda la noche a las ocupaciones, pero prácticamente todos pueden tomar parte en las asambleas generales. En Occupy Together hay información sobre ocupaciones (efectivas o planificadas) en más de mil ciudades de los Estados Unidos, así como sobre varios cientos alrededor del mundo.

Las ocupaciones están reuniendo a todo tipo de personas procedentes de todo tipo de situaciones. Esto puede suponer una experiencia nueva y quizás inquietante para muchos, pero es alucinante la rapidez con que caen las barreras cuando se trabaja en común por un proyecto motivador. El método del consenso puede parecer tedioso al principio, especialmente si una asamblea utiliza el sistema de “micro popular” (en el que la asamblea repite cada frase del orador para que todos puedan escucharla). Pero tiene la ventaja de animar a la gente a ir al grano, y después de cierto rato entras en el ritmo y empiezas a apreciar el hecho de estar todos juntos concentrados en cada frase y de que todos tengan la oportunidad de responder y de que se consideren sus asuntos con la misma respetuosa escucha.

En este proceso ya habremos teniendo una muestra de un nuevo tipo de vida, una vida posible si no estuviésemos atascados en un sistema social tan absurdo y anacrónico. Suceden tantas cosas y tan deprisa que apenas sabemos cómo expresarlas. Sentimientos como: “¡No puedo creerlo! ¡Al fin está aquí! O al menos podría estar lo que hemos esperado tanto tiempo, el tipo de despertar humano que siempre hemos soñado, pero no sabíamos si sucedería realmente a lo largo de nuestra vida.” Ahora ha llegado y yo sé que no soy el único que llora de alegría. Una mujer que habló en la primera asamblea general de Ocupa Oakland dijo: “Vine aquí no solo para cambiar el mundo, sino para cambiarme a mí misma”. Creo que todos sabían allí lo que quería decir. Somos principiantes en este nuevo mundo feliz. Todos vamos a cometer muchos errores. Es de esperar y no pasa nada. Somos nuevos en esto. Pero en estas condiciones, aprendemos más rápido.

En la misma asamblea alguien tenía una pancarta que decía: “Hay más razones para estar ilusionado que para estar asustado.”


BUREAU OF PUBLIC SECRETS
15 de octubre, 2011

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martes, octubre 18, 2011

Destrucción de lo que nos destruye!!! 


Nunca me gustó el Transantiago. Feo. Lento. Irracional. Caro. Incómodo. Vez que me subo a uno (y lo hago casi todos los dias) tengo visiones sobre su incineración. Enhorabuena.

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Semana solidaria con los presos de las jornadas de lucha callejera 

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¿Qué educación? 


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Educación Cívica 


Artículo 1°.- Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

Artículo 2° inciso segundo.- El Estado está al servicio de la persona humana y su
finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.

Artículo 4°.- Chile es una república democrática.

(Constitución Política de la República)

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jueves, octubre 13, 2011

Contenidos del Proyecto CNC/Piraña/Hinzpeter 


III. CONTENIDO DEL PROYECTO.

1. Modificaciones al Código Penal.

En relación con los atentados contra la autoridad, se realizan las siguientes modificaciones:

A) se establece un nuevo inciso segundo en el artículo 261 del Código Penal, en cuya virtud se aclara la aplicabilidad de la disposición a los ataques en contra de los integrantes de las Fuerzas de Orden y Seguridad y a los funcionarios de Gendarmería de Chile que se encontraren en el ejercicio de sus funciones;

B) se reemplaza el artículo 262 del Código Penal, eliminándose las multas como penas facultativas para los delitos comprendidos en la disposición y distinguiéndose, entre la gravedad de las distintas hipótesis, para asignar la respectiva pena privativa de libertad. Junto con ello, se incluye una remisión a la Ley N°17.798, sobre control de armas, para efectos de determinar si el ataque contra la autoridad se ha producido a mano armada. Finalmente, se agrega un nuevo inciso final que establece que las penas señaladas en el artículo 262, se impondrán siempre que el atentado contra la autoridad no constituya un delito al que la ley le asigne una pena mayor, caso en el cual se aplicará únicamente esta.

C) Se reemplaza el tipo penal del delito de desórdenes públicos, contenido en el artículo 269 del Código Penal, por una nueva figura que sanciona con una pena de presidio menor en su grado medio, esto es, de 541 días a 3 años, a los que participen o hayan incitado, promovido o fomentado, desórdenes o cualquier otro acto de fuerza o violencia que importe:

(i) paralizar o interrumpir algún servicio público, tales como los hospitalarios, los de emergencia y los de electricidad, combustibles, agua potable, comunicaciones o transporte;
(ii) invadir, ocupar o saquear viviendas, oficinas, establecimientos comerciales, industriales, educacionales, religiosos o cualquiera otro, sean privados, fiscales o municipales;
(iii) impedir o alterar la libre circulación de las personas o vehículos por puentes, calles, caminos u otros bienes de uso público semejantes;
(iv) atentar en contra de la autoridad o sus agentes (en los términos de los artículos 261 o 262 del Código Penal antes señalados, o en los artículos 416, 416 bis, 416 ter y 417 del Código de Justicia Militar referidos a agresiones a Carabineros, o en los artículos 17, 17 bis, 17 ter y 17 quáter del Decreto Ley N° 2.460 de 1979, referidos a agresiones a la Policía de Investigaciones, o en los artículos 15 A, 15 B, 15 C y 15 D del Decreto Ley N° 2.859 de 1979, referidos a Gendarmería de Chile, según corresponda);
(v) emplear armas de fuego, cortantes o punzantes, artefactos o elementos explosivos, incendiarios o químicos u otros capaces de producir daños a las personas o a la propiedad; ó,
(vi) causar daños a la propiedad ajena, sea pública, municipal o particular.
Junto con lo anterior, en relación a la penalidad de estas conductas, siguiendo la regulación tradicional en esta materia, se establece que la pena se impondrá sin perjuicio de la que, en su caso, corresponda aplicar además a los responsables por su intervención en los daños, incendio, atentados, robo, infracciones a la Ley sobre Control de Armas y, en general, cualquier otro delito que se cometa con motivo u ocasión de los desórdenes o de los actos de fuerza o violencia.

D) finalmente, se introducen dos nuevas disposiciones. La primera de ellas (nuevo artículo 269 A del Código Penal) recoge la figura contenida en el actual inciso segundo del actual artículo 269 del Código Penal, sancionando con la pena de presidio menor en su grado medio, esto es, de 541 días a 3 años, al que impidiere o dificultare la actuación del personal de los Cuerpos de Bomberos u otros servicios de utilidad pública, destinadas a prestar auxilio en un siniestro u otra calamidad o desgracia que constituya peligro para la seguridad de las personas. Por su parte, la segunda (nuevo artículo 269-B del Código Penal), establece que respecto de los delitos de atentados contra la autoridad, atentados y amenazas contra los fiscales del Ministerio Público y defensores penales públicos, y desórdenes públicos se impondrá en su máximum si ésta constare de un grado de una divisible, o bien no se aplicará el grado mínimo, si ella constare de dos o más grados, a los responsables que actuaren con el rostro cubierto o utilizando cualquier otro elemento que impida, dificulte o retarde la identificación del autor.

2. Modificaciones al Código Procesal Penal.

A) El proyecto agrega dentro de las actuaciones de las policía sin orden previa, contenidas en el artículo 83 del Código Procesal Penal, una nueva letra f) que permite a las fuerzas de Orden y Seguridad consignar la existencia y ubicación de fotografías, filmaciones, grabaciones y, en general, toda reproducción de imágenes, voces o sonidos que se hayan tomado, captado o registrado y que sean conducentes para esclarecer los hechos que constituyan o puedan constituir delito y obtener su entrega voluntaria o una copia de las mismas, de conformidad a lo prevenido en el artículo 181 del Código Procesal Penal que establece disposiciones relativas a las actividades de la investigación.

B) Luego, modifica el artículo 132 bis estableciéndose la posibilidad de que el fiscal o su abogado asistente puedan apelar, en el sólo efecto devolutivo, de la resolución que declara la ilegalidad de la detención respecto de los delitos de homicidio cometidos contra un miembro de Carabineros de Chile, de la Policía de Investigaciones o de Gendarmería de Chile que se encontrare en el ejercicio de sus funciones (artículo 417 del Código de Justicia Militar, artículo 17 del Decreto Ley N° 2.460 de 1979 y artículo 15 A del Decreto Ley N° 2.859 de 1979). Asimismo, en relación con la prisión preventiva, se agregan estos tres delitos dentro del listado de aquellos contenidos en el inciso segundo del artículo 149 del Código Procesal Penal, para efectos de impedir que el imputado sea puesto en libertad mientras no se encuentre ejecutoriada la resolución que negare o revocare la prisión preventiva. Finalmente, se realiza igual inclusión en el artículo 150 del Código Procesal Penal, para efectos de la ejecución de la medida de prisión preventiva.

C) Por último, el proyecto que se propone, modifica el artículo 134 inciso cuarto del Código Procesal Penal incluyendo en el listado de faltas que admiten detención, la cometida por aquel que contravenga las reglas que la autoridad dictare para conservar el orden público o evitar que se altere.

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Foro "caso bombas" hoy en la UTEM 

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Solidaridad con el Mono! Presos a la calle! 


Palabras de guerra. Carta del compañero Mono desde la Sección de Máxima Seguridad

I. La cárcel, herramienta de control y castigo, es indispensable e inherente al sistema de dominio. Es a este lugar donde van a parar quienes no son funcionales al orden impuesto y que cambia de forma según lo amerite, como es el caso de los centros de detención de menores, los psiquiátricos y los asilos de ancianos en el caso de los humanos, mientras que para los animales las posibilidades son infinitas, tanto para su explotación como para su exterminio.

II. Mi cercanía con las jaulas para humanos se ha limitado, a visitar y apoyar prisionerxs; desde pequeño conocía distintas cárceles a donde acudía a ver a familiares, con mi corta edad no entendía por que las personas debían estar separadas de sus seres queridxs. Ya con más edad y con una postura propia frente al orden, comencé a solidarizar con lxs compañerxs en prisión, a quienes muchas veces no conocía personalmente, pero la actitud y dignidad de estas personas me motivaban a apoyarlxs.

III. Como antiautoritario sabía que la prisión, el encierro y el aislamiento eran una posibilidad, la cual estaba dispuesto a asumir. Desde hace años que participo de protestas callejeras, jornadas combativas de las cuales guardo hermosos recuerdos, desde aquel entonces había evadido cualquier tipo de detención sin quedarme atrás, siempre al frente junto con otras desconocidas voluntades portadoras del caos.

Mi inminente captura.

IV. Luego de que la prensa publicara las fotos supe que vendrían a buscarme, los organismos de “inteligencia” sabían de mí y era cuestión de tiempo para que llegaran. Podría haber huido, pero no quise. El día martes 13 aparecieron y se aparcaron a la salida de la calle, inmediatamente les hice saber que aunque intentaran pasar desapercibidos ya los había identificado. En el barrio en el cual he vivido desde pequeño, situado en la periferia del sur de Santiago, no se caracteriza por la tranquilidad. Al contrario, la violencia entre pandillas y el narcotráfico son pan de cada día. Esto, sumado a que la policía no es bienvenida, mantenía a los agentes incognitos intranquilos. Pronto se corría la voz de que ellos estaban ahí y las medidas de seguridad para ellos aumentaba. El jueves 15, cerca de las 13:00 horas salí a la calle a dejar a mi compañera al bus de transantiago y ahí estaban con la cara de imbéciles de siempre, el bus se me perdía de vista cuando ocurrió el asalto a mano armada. Tres autos de civil y cerca de 10 agentes de DIPOLCAR se lanzaron contra mí, sentía los cañones de las pistolas en mi contra y las maniobras de sumisión intentaban inmovilizarme, resistí la planeada emboscada y grite a los vecinos para que dieran aviso a mi madre que me esperaba para comer. Me pusieron una manta en la cabeza y a golpes me subieron al vehículo donde continuaron la agresión. Por el evidente nerviosismo de los agentes, no pusieron bien mis esposas y logre proteger mi cabeza. Luego me trasladaron a la comisaria de la zona y me informaron la razón de mi detención, acusado de golpear a un esbirro el 11 de septiembre. Los agentes aún temblaban y mi tranquilidad los irritaba.

V. Esa noche la pase en la 6° comisaria al otro extremo de Santiago, lugar donde familiares y compañerxs acudieron a apoyarme. Fue una larga noche llena de amenazas y promesas de muerte, pero por otro lado, los esbirros estuvieron de guardia toda la noche porque pensaban que el cuartel seria atacado y yo sería rescatado por desconocidxs. Al día siguiente fue la audiencia de formalización a la cual me presente con la frente en alto, sentí de forma inexplicable el apoyo de lxs solidarixs que fueron a acompañarme y a defender de la prensa a mi familia. El juez decidió dejarme con firma cada 15 días, pero ante el disgusto de los querellantes, entre ellos el ex fiscalillo Peña, no se dudó en mencionarme como parte de la investigación del “caso bombas”.

Prisión preventiva y política

VI. El 22 de septiembre la corte de apelaciones dicta mi ingreso a prisión por considerarme un peligro para la sociedad; el teatro judicial fue asqueroso, tenían claro desde el principio que me encerrarían, incluso uno de los tres ministros durmió toda la sesión. Es así como deciden sobre la vida de las personas. Mi encierro es una muestra del castigo ejemplificador que recibirán aquellxs que hacen frente a la agitación social que está desbordando el territorio chileno. Me despedí de mis cercanos sabiendo que los extrañaría mucho, pero con la certeza de que estarán siempre presentes en mis pensamientos y en cada minuto de encierro me dan fuerza para seguir, orgulloso y firme.

VII. Mi abogado pidió que mi prisión fuera en la CAS (cárcel de alta seguridad) por ser este el único lugar que cumplía con las condiciones mínimas para mi seguridad y para poder seguir llevando mi forma de vida vegana. En los dos días que estuve en el cuarto piso de la SMS- CAS fui bien recibido por los presos, quienes de forma desinteresada, me aportaron con lo que me hacía falta, como comida, abrigo y hasta una radio. Pero esto duro poco, la madrugada del sábado 24 fui trasladado repentinamente a la cárcel-empresa Santiago 1.

VIII. En Santiago 1 el ambiente es hostilidad absoluta, los carceleros golpear por cualquier cosa con descarada impunidad, muy pocas veces se encuentran con respuesta a sus abusos, además la mayoría de los presos solo se preocupan de su pellejo, sin tener la capacidad de solidarizar.

Al ingreso, cuando se hace la ficha de recepción conocí al compañero Zerman, nos apoyamos mutuamente, y aunque los carceleros nos tenían amenazados, nuestra firme postura los inquietaba. Nos designaron el mismo modulo por lo que caminábamos juntos. Allí también habían otros presos revolucionarios quienes nos dieron todo su apoyo, fue algo que no me esperaba, sabía que en esa prisión habían presos políticos, pero no había oído de quienes me recibieron.

IX. La evidente sobrepoblación hacia todo más difícil, esto sumado a que no podía comer nada ya que por encomiendas entran sólo golosinas y la comida de la prisión no es apta para vegetarianos, menos para veganos. Si no se tramitaba mi retorno a la CAS, comenzaría una Huelga de Hambre.

X. Lo positivo de esos días fue que conocí muchos presos dignos, todos ladrones que compartían sus experiencias y una que otra corrida de mate. Mejor fue cuando conocí a Francisco Moreno y Felipe Vittori, ya éramos cuatro los presxs por protestas callejeras y días después con la llegada de Zapata seriamos cinco.

XI. El 29 de septiembre el tribunal aceptó la petición de traslado de vuelta a la SMS-CAS donde nuevamente estoy en el cuarto piso, en una pieza solo, diferente a Santiago 1, en que llegué a compartir con siete personas una sola habitación. Aquí el encierro es de 21 horas diarias y de 3 horas de patio, una visita a la semana donde pueden entrar cinco familiares directos con cámaras por todos lados. Esta prisión tiene infinidad de historias de lucha llevadas a cabo por presos políticos en la década de los 80′s y 90′s, por lo que el trato de los carceleros hacia los presos es distinto. Cuando volví los otros presos me recibieron con más entusiasmo que la otra vez y nuevamente me pasaron lo que me faltaba, ya sabían que cosas podían facilitarme para comer. También he aportado en lo que he podido con los otros presos. En estos pisos estuvieron los compañeros del “caso bombas” quienes son recordados de buena manera por quienes son prisioneros acá y me asimilan a ellos, por las ideas y forma de relacionarme, con respeto y solidaridad.

La prensa y la policía la misma porquería.

XII. Punto aparte merece a quienes reconozco como responsables de mi encarcelación, la “agencia uno” y todo el aparataje de la prensa. Ellos en colaboración con la policía cumplen la función de identificar y apuntar contra quienes, llenxs de convicción, salen a la calle a intentar recuperar sus vidas. Es por eso que mis insultos hacia ellos no son gratuitos. Al menos, a través de ellos, pude enviar un mensaje de ánimo a quienes se encuentran tras las rejas. Cuando me pasearon frente a las cámaras esposado, me sentía como aquel león que es paseado frente a una plaza dentro de una jaula por parte de sus captores del circo, el león ruge con fuerza intentando espantar a quienes se encuentran mirando como un espectáculo de domesticación, pero que remece el espíritu de quienes aman la libertad, animándolos a seguir luchando. Por medio de sus papeles y canales han intentado ensuciar el honor de mis cercanxs y mis convicciones, ante lo cual no me quedare quieto y escupiré a estos asquerosos sirvientes del dominio.

Un maullido solidario a todos los guerreros

XIII. Terminada esta primera carta quiero saludar a todxs lxs presxs enjauladxs alrededor del mundo.

XIV. En Chile a Alberto Olivares, a Esteban Huiniguir, a Fredy, Marcelo y Juan Aliste, a Patricio Gallardo, Alejandro Rodríguez, Francisco Moreno, Felipe Vittori, Zerman y Gonzalo Zapata. En Argentina a Diego, Leandro y la Galle. En Brasil a Ramiro, en México a Adrián y Braulio. En EEUU a Erick y especialmente a Walter Bond. En Suiza a Silvia, Billy y Costa, y al querido veterano Marcos Camenish. En Italia a Sergio Stefani y a todxs lxs que han sido enjaulados el último tiempo. En España a Juan Carlos Rico, Tamara y especialmente al irreductible Claudio Lavaza. En Alemania al querido Gabriel Pombo da Silva y por ultimo a lxs compañerxs de Grecia, que por su cantidad sería difícil nombrarlos a todxs, especialmente a Olga, Demianos Bolano, Theofilos y Masouras… A todxs un fuerte maullido saludando su convicción en la lucha por la liberación total. De igual forma, enviar mi solidaridad con Tortuga y sus cercanxs. El llamado es a expresar el apoyo hacia él, porque son acertadas las palabras transmitidas por desconocidxs fuera de la clínica Indisa: “Un compañero anarquista está herido y secuestrado por la policía, motivo suficiente para solidarizar. Fuerza Tortuga”. Gesto que ha sido repetido en lugares como Bolivia, Inglaterra y Grecia. Como decía una publicación impresa respecto a la prisión política: “en la lucha por la liberación total, ningún compañerx esta solx”. Me despido lleno de fuerza para seguir adelante, hasta la próxima.

Como aquel 11 de septiembre con Eduardo, Rafael, Claudia, Jonny, Matias y Mauri en la memoria. Por ellxs y tantxs más, ni un minuto de silencio…toda una vida de combate. Mono Prisionero de Guerra Sección de Máxima Seguridad- Cárcel de Alta Seguridad 04 de octubre 2011.

Pd: Más de un año ha pasado desde que el dominio dejo caer toda su prepotente venganza contra el espectro revolucionario, allanando casas y encerrando compañerxs; no se escatimaron gastos, lo importante era castigar a quienes hacían de su vida una constante lucha por la libertad. De esto mucho se ha hablado, pero este golpe vengativo trajo consigo la fuga de una compañera, una hermana y una amiga, que ese 14 de agosto tenía orden de captura y a quien la policía no pudo hallar. Gabrielita, mis pensamientos y pasos están contigo, deseando que algún día sea como antes y podamos volver a encontrarnos en el mismo camino. En Santiago 1 me obligaron a cortar mis dreadlock, que se habían comenzado a enredar el mismo día que nos asaltaron los ERTA en la Sacco; esa extensión de mi cuerpo, era en honor a ti y nuestra amistad y estos bastardos de uniforme me los cortaron. Cada día de prisión, cada abuso, cada vuelta a la llave del encierro son cosas que no serán olvidadas. Tus cartas, publicadas en internet, son un aporte en la lucha, donde de forma clara haz analizado tanto tu situación como el contexto que te llevo a estar prófuga, así como tu aclaración de porque el caso bombas no es un montaje, sino una venganza por parte del estado, en que nos persiguen por nuestras ideas y formas de vida (cosa que comparto).

Fuerza compañera, nada ha acabado, todo sigue.

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sábado, octubre 08, 2011

El presidente Piraña (o más bien sus asesores) diserta (n) sobre el Orden Público 


En uso de mis facultades constitucionales, he resuelto someter a vuestra consideración el presente proyecto de ley que fortalece el resguardo del orden público.

I. ANTECEDENTES.

1. El rol del Estado en el Resguardo del Orden Público.

Corresponde al Estado la promoción del bien común y la paz social, para lo cual debe establecer los mecanismos que faciliten la creación de las condiciones necesarias a fin de permitir el adecuado desarrollo de todos los miembros de la sociedad. Dentro de ellas, la debida protección de la población constituye una obligación central.
Por lo anterior, es propio de la labor estatal garantizar y asegurar el normal desarrollo de las actividades de todos quienes habitan el territorio nacional, de tal manera que la tranquilidad social sea un continuo en el tiempo, y permita el desarrollo y crecimiento del país y de sus habitantes.

Nuestro ordenamiento institucional ha entregado a las Policías, por mandato constitucional, el deber de velar por el orden público y la seguridad interior. Así, conforme a lo previsto en el inciso segundo del artículo 101° de la Constitución Política de la República de Chile “[l]as fuerzas de Orden y Seguridad Pública están integradas sólo por Carabineros e Investigaciones. Constituyen la fuerza pública y existen para dar eficacia al derecho, garantizar el orden público y la seguridad interior, en la forma que lo determinen sus respectivas leyes orgánicas.”

Sin perjuicio de las responsabilidades que cabe a todos los miembros de la sociedad en la preservación del orden público, son las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública las llamadas a intervenir a nombre del Estado cuando la tranquilidad social es alterada, ya sea por desórdenes, por la comisión de cualquier crimen o simple delito o cualquier amenaza a la sana convivencia.

De esta forma, la seguridad de todos los habitantes del país se encuentra entregada a los miembros de las policías tanto en el control del orden público y la prevención de hechos delictuosos, como en la colaboración para su investigación y esclarecimiento de aquéllos.

2. Algunas consideraciones acerca del concepto de “Orden Público”.

Conforme a la doctrina clásica, el concepto de orden público está vinculado a una función de protección, de tal manera que permite limitar la autonomía de la voluntad en interés de la comunidad. Así, el orden público constituye un escudo protector frente a los excesos en que los particulares pueden incurrir al tomar en cuenta sólo sus intereses en los actos que realizan. Siguiendo esta doctrina, puede concluirse que el orden público forma parte de los principios jurídicos que integran un sistema y se orientan al bien común de una sociedad.

En contrapartida a la concepción clásica, diversos autores, entre ellos Avelino León Hurtado y Vittorio Pescio, han advertido las dificultades para establecer un concepto de orden público, pues debe ser definido en un tiempo y en un lugar específico. Otros, como Alejandro Silva Bascuñán, definen el concepto de orden público tomando como base el artículo 24 de la Constitución Política de la Republica, esto es “la tranquilidad que resulta del respeto de la ordenación colectiva, manifestado en el correcto ejercicio de la autoridad pública moviéndose dentro de su respectiva órbita y en el fiel cumplimiento por los gobernados de las órdenes por ella impartida” (Silva Bascuñán, A.: “Tratado de Derecho Constitucional”, Editorial Jurídica de Chile, 2000, segunda edición, tomo v, pp. 90 y 91). Para Sergio Diez Urzúa, el orden público “es el medio de la técnica positiva que nos permite ir directamente a las fuentes reales del derecho, cuando son insuficientes las fuentes formales para mantener el orden racional de la sociedad en un caso dado. Variable, en cuanto sufre las influencias de las aspiraciones del medio social y del dato histórico. Inmutable, en cuanto a su esencia, por estar basado en el hombre y su destino. Es superior al legislador al cual impone sus directivas. Es la expresión del principio ordenador del universo en la técnica positiva” (Diez Urzúa, S.: “Algunas consideraciones de la noción de Orden Público en nuestro derecho civil, memoria de prueba, Universidad de Chile, 1947, pp. 86 a 91).
Sin perjuicio de las diversas aproximaciones a este concepto, el orden público se puede entender en dos sentidos. En primer término, en términos materiales, como un estado opuesto al desorden y que se integra por tres elementos fundamentales: la tranquilidad, la moralidad y la salubridad pública. En segundo lugar, en un sentido jurídico-formal, ligado a la observancia de normas y principios esenciales que se consideran necesarios para la convivencia pacífica en sociedad, con distinta funcionalidad en las diversas disciplinas jurídicas. Nuestra Carta Fundamental ha tomado la primera de las acepciones. Así, tanto en su artículo 24, como en las demás disposiciones constitucionales se ha seguido esa lógica.

La consolidación del Estado democrático de derecho hace que la situación inicial del ciudadano sea un estatus de libertad y de derechos debidamente garantizados por la Constitución. Por ello, las fuerzas de orden y seguridad pública presuponen un orden jurídico definido por la ley, la que sólo puede limitar el ejercicio de derechos y libertades cuando se perturbe dicho orden fundamental.

Dada la multiplicidad de conceptos relativos al orden público, se hace necesario detenernos a analizar brevemente los elementos que, en cualquiera de los conceptos, forman parte del mismo:

1. La seguridad y tranquilidad pública. Siguiendo a Tocqueville “[e]l amor por la tranquilidad pública es frecuentemente la única pasión que las naciones retienen y se transforma en la más activa y poderosa en relación a todas las otras pasiones que desfallecen y mueren. Esta es la causa de la disposición natural de los miembros de la comunidad para otorgar o ceder derechos adicionales al poder central, que es el único que parece interesado en defenderlos con los mismos medios que usa para defenderse a sí mismo” (Tocqueville, A.: La Democracia en América, Vol. II, Capítulo III., Alianza Editorial, Madrid, 2002). Los objetivos principales de la tranquilidad y la seguridad consisten en proteger a las personas y sus bienes contra los daños que pueden provenir de otras personas, lo que es distinto de la protección civil que previene eventos producidos por efecto de la naturaleza o extraordinarios.
La seguridad y la tranquilidad pública tienen como fundamento especial el deber general de no perturbar el orden público, deber que se aplica a todo ciudadano por el solo hecho de vivir en sociedad y es previo en independiente a su consignación en cualquier norma jurídica El presente proyecto de ley tiene por fin fortalecer la protección del orden público entendido en esta acepción.

2. La Salud Pública. Por regla general, la custodia de la salud pública queda fuera de la noción de orden público, dejándose en manos del órgano encargado de la administración sanitaria. Sin perjuicio de ello, en casos excepcionales la administración puede requerir el auxilio de la fuerza policial, especialmente en casos de crisis sanitarias como epidemias, plagas y pandemias, entre otras.

3. La moralidad pública. La moral pertenece a un ámbito que escapa de lo puramente jurídico; sin embargo, no ha quedado ausente de una serie de normas jurídicas que establecen límites a las libertades de las personas, cuyo fundamento está en la vulneración de la moralidad pública. Más aún, en razón de la moralidad pública y el interés general se limita el ejercicio de determinadas libertades constitucionales.

La interpretación de este elemento del orden público, supone mayores problemas de interpretación ya que la moralidad pública es cambiante y depende de los tiempos, lo que hace que su interpretación deba ser ponderada para no afectar las libertades y garantías de los ciudadanos.

3. El resguardo del Orden Público en el Ordenamiento Jurídico chileno.
El inciso segundo del artículo 24° de nuestra Constitución Política de la República, que se encuentra en el capítulo IV titulado “Gobierno”, señala respecto del Presidente de la República que “su autoridad se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden público en el interior y la seguridad externa de la República, de acuerdo con la Constitución y las leyes.”.

De esta potestad de conservación del orden público emanan las competencias que la ley confiere a diversos órganos de la administración del Estado. Así, en el ámbito regional la Ley N° 19.175, Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional, establece que “el gobierno interior de cada región reside en el intendente, quien será el representante natural e inmediato del Presidente de la República en el territorio de su jurisdicción” (inciso primero, artículo 1°), entregándole la función de “velar porque en el territorio de su jurisdicción se respete la tranquilidad, orden público y resguardo de las personas y bienes” (letra b) del artículo 2°, Ley N°19.175).

Por otra parte, el artículo 3° del Decreto con Fuerza de Ley 7.912 establece que: “Corresponde al Ministerio del Interior: a) Todo lo relativo al Gobierno Político y Local del territorio y al mantenimiento de la seguridad, tranquilidad y orden públicos. […] El Ministro del Interior, los Intendentes y Gobernadores, según corresponda, podrán deducir querella: a) cuando el o los hechos que revistan caracteres de delito hubieren alterado el orden público, impidiendo o perturbando gravemente la regularidad de las actividades empresariales, laborales, educacionales o sociales o el funcionamiento de los servicios públicos o esenciales para la comunidad, o bien impidiendo o limitando severamente a un grupo de personas el legítimo goce o ejercicio de uno o más derechos, libertades o garantías reconocidos por la Constitución Política de la República”. De la norma recién citada, se puede desprender un concepto descriptivo que apunta a señalar una serie de situaciones que se consideran que afectan el orden público.

Estas facultades legales deben ejecutarse a través de los órganos que tienen la capacidad operativa para dar efectivo resguardo al orden público. De esta forma, el artículo 101 de la Constitución encarga a Carabineros de Chile y a la Policía de Investigaciones la función de garantizar el orden público en los siguientes términos: “Las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública están integradas sólo por Carabineros e Investigaciones. Constituyen la fuerza pública y existen para dar eficacia al derecho, garantizar el orden público y la seguridad pública interior, en la forma que lo determinen sus respectivas leyes orgánicas. Dependen del Ministerio encargado de la Seguridad Pública.”

En relación a Carabineros de Chile, el artículo 1° de la Ley N° 18.961, Orgánica Constitucional de Carabineros de Chile, establece que “Carabineros de Chile es una Institución policial técnica y de carácter militar, que integra la fuerza pública y existe para dar eficacia al derecho; su finalidad es garantizar y mantener el orden público y la seguridad pública interior en todo el territorio de la República y cumplir las demás funciones que le encomiendan la Constitución y la ley”.

4. Vulneraciones al orden público y derecho de reunión.

Un ejemplo de vulneración del orden público en lo relativo a la seguridad y tranquilidad pública se vincula con el ejercicio del derecho de reunión. El ejercicio de este derecho constituye un pilar fundamental de la vida de una sociedad democrática. Por eso nuestra Constitución consagra, en su artículo 19 número 13, que: “La Constitución asegura a todas las personas: 13° El derecho a reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas.
Las reuniones en las plazas, calles y demás lugares de uso público se regirán por las disposiciones generales de policía”.

Las normas generales de policía que regulan el ejercicio del derecho de reunión en espacios de uso público están contenidas principalmente en el Decreto Supremo N° 1086 del Ministerio del Interior, de fecha 16 de septiembre de 1983. El artículo 2° letra f) establece que “[s]e considera que las reuniones se verifican con armas cuando los concurrentes lleven palos, bastones, fierros, herramientas, barras metálicas, cadenas y en general cualquier elemento de naturaleza semejante. En tal caso las Fuerzas de Orden y Seguridad Públicas ordenarán a los portadores entregar esos utensilios, y si se niegan o se producen situaciones de hecho la manifestación se disolverá”.

En ocasiones, el legítimo ejercicio pacífico del derecho de reunión que algunos realizan, es perturbado por otros que, sobrepasando el marco constitucional, provocan desórdenes, agreden y lesionan a los funcionarios policiales o a quienes se manifiestan tranquilamente, causan daños a la propiedad, portan y utilizan armas cortantes, contundentes, de fuego e incendiarias, y muchas veces ocultan su rostro para evadir la acción policial y asegurar sus ataques a los legítimos participantes de la reunión. A lo anterior se suman situaciones graves como saqueos y la afectación al desenvolvimiento normal de la vida diaria y la actividad del comercio en las zonas por la que transitan las marchas cuando ocurren situaciones que exceden el ámbito pacífico en que el derecho está llamado a ejercerse. Estos actos constituyen claras muestras de afectación a la seguridad y tranquilidad pública que, finalmente, importan una alteración directa del orden público y un menoscabo del legítimo ejercicio del derecho de reunión.

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