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jueves, abril 30, 2009

la piedra filosofal... 




Side A:
Nov.8th or 9th,I can't remember when

Side B:
Alabama and Mississippi reunited

Side C:
I pass,then resist
I'd live in her world,then without her in mine

Side D:
Love heal
Joy

Lo veo (escucho) y no lo creo:

El camarada Cristóbal me obsequió ayer una copia de la legendaria sesión de 1997 en Japón donde el terrorista del saxo freejazzsoul, Arthur Doyle, coincidió con el guitar-terrorista Takashi Mizutani, de los Rallizes Denudes. Acompaña además Sabu Toyosumi en percusiones. Un sueño (húmedo) hecho realidd...creía que estas sesiones nunca habían visto la luz del día. Volumen en 11 y...ah: Ud. lo puede bajar en el blog Inconstant Sol.

"El trabajo no libera" 


Este 1° de mayo, recordamos cuando Marx decía que el proletariado debía inscribir en su bandera la consigna de ABOLICIÓN DEL TRABAJO ASALARIADO.

Franz Schandl, del grupo Krisis, escribió bajo el título de EL TRABAJO NO LIBERA una "SINOPSIS COMENTADA" de las posturas del filósofo Gunther Anders (gran influencia en Krisis, y también en Semprún y su Enciclopedia de las Nocividades):


Quien tenga buena voluntad y no carezca completamente de entendederas puede acceder casi sin esfuerzo al universo del filósofo. El lenguaje de Günther Anders no es sólo magistral, también es accesible en el mejor sentido de la palabra, sin que nunca se vuelva banal. En Anders hay muchas puertas ampliamente abiertas, nunca da a sus observaciones el carácter ilustre y sublime de un aura. Los planteamientos, los temas, y hasta las formas literarias cambian según las exigencias del momento. La escritura a la que adhiere no reivindica ningún género1. Anders no se deja limitar, pero es también difícil de clasificar.
Günther Anders nunca fue un pensador sistemático, y no sólo en el sentido de que jamás quiso construir un sistema filosófico2. Sus planteamientos están más bien bosquejados que verdaderamente tratados. No es una falta de concisión lo que caracteriza su obra, pero sí el hecho de de que lo conciso no siempre cuadró. Pero esto no debe entenderse como un reproche. Lo contradictorio, a menudo, sólo puede representarse de manera contradictoria. Pero, sin duda, los lectores deben prestar atención a estas contradicciones, de las cuales hay unas cuantas. Una de ellas concierne también a nuestro tema: pasajes fetichistas y pasajes críticos referidos al trabajo aparecen, sin mediación, unos al lado de otros. Se mostrará que Günther Anders, por un lado, destruyó el mito del trabajo, pero, por otro lado, nunca logró deshacerse totalmente de su ethos.
Considerada desde el punto de vista metódico, la categoría del “trabajo” no adquiere, pues, suficiente diferenciación, describe diversos aspectos del actuar humano. Esto puede a veces crear confusión. Hannah Arendt dio cuenta de este problema en “Vita activa”3 distinguiendo expresamente entre trabajo, producción y acción. Desde el punto de vista terminológico, ello tiene, sin duda, algunas ventajas, aunque tal distinción nunca pueda ser exacta y albergue en sí otras dificultades. También hay que considerar que en alemán, a diferencia del inglés (“labour” and “work”), el concepto “trabajo” [“Arbeit”] incluye, en cierta forma, ambos significados en el lenguaje cotidiano. El substantivo “obra” [“Werk”] y el verbo correspondiente “obrar” [“werken”] por cierto existen, pero en el lenguaje corriente casi no se utilizan.

1.
Comencemos con el Anders conservador de valores. Para este Anders, el trabajo es la actividad humana elemental e inevitable, por antonomasia. Sólo así el filósofo vienés puede llegar a decir en el segundo volumen de Die Antiquiertheit des Menschen [La obsolescencia del hombre] que una “existencia (Existenz) sin trabajo” sería una “existencia (Dasein) infernal”4. La constricción a una inactividad ociosa es, para él, una pesadilla terrible: «Estarás sentado sobre tus nalgas y mirararás boquiabierto la televisión toda tu vida»5. “Pero lo que yo creo es que el hombre no puede vivir sin el trabajo, al cual está por lo pronto condenado, es incapaz de soportar entretenimiento “veinticuatro horas por día” (around the clock). […] La cuestión ya no es más cómo repartir los frutos del trabajo con equidad, sino cómo hacer soportables las consecuencias de no trabajar [Nichtarbeit]“6. Anders cae aquí en una afirmación del trabajo archiconocida, que no podría ser más convencional. Expone, sin vacilación, los pensamientos de Husserl acerca de que el hombre está hecho “esencialmente” para el trabajo [“wesensmäßig” für das Arbeiten]7. O, como lo proclama el entendimiento cotidiano: sin trabajo el hombre no puede vivir. Aquí, de hecho, se equipara el no-trabajar [Nichtarbeit] con la inactividad [Nichttätigkeit].

Pero ¿por qué? ¿No es posible, más bien, ocuparse de manera creativa de muchas cosas y participar de la actividad práctica, sin estar forzado a un trabajo determinado? ¿No comienza la ocupación libre, justamente allí, donde acaba la obligación de ejercer una actividad? ¿Tiene uno que reprensentarse el no-trabajar sólo como paro (desempleo), no se lo puede pensar también como una liberación del trabajo? Las formulaciones de Anders dan la impresión de miopía.

Así, Anders se lamenta de que ahora la laboriosidad esté obsoleta como virtud8. Sin embargo, la laboriosidad (en latín: industria) no puede considerarse independiente del fin para el que se la utiliza. Como medida abstracta, ella se ha vuelto una de esas virtudes secundarias de mala fama, y como principio es casi un peligro público. Que la laboriosidad ya no se reconozca universalmente no es una desventaja. Pero no basta con ello: además, hoy día nos birlan “el placer del esfuerzo, la irrenunciable voluptas laborandi. Se nos priva de la prueba de la existencia que antes había proporcionado el trabajo: «sudo, luego soy»”9. El deporte sería, por ende, consecuencia de un trabajo demasiado ligero10. En contra de Anders se debería constatar: yo sólo quiero ser laborioso si me apetece, si el fin no es un fin en sí mismo. Y sólo quiero sudar si quiero sudar. Yo soy también cuando no sudo. Todo lo que huele “al sudor de tu frente”, desprende un olor terrible.

Las descripciones de Anders toman aquí ya el rumbo de la hostilidad frente al placer. Así, el filósofo se dirige también de manera muy categórica en contra de los “corredores, nadadores y esquiadores”11, los percibe solamente bajo el punto de vista de la competencia y la oferta regulada. No quiere saber nada de que aquí también puedan converger momentos cosificados y no-cosificados. También el deporte, fuera del culto y de la locura por el estar en forma [Fitnesswahn], dosificado y practicado razonablemente, procura bienestar a los cuerpos, mientras que el trabajo, debido a la unilateralidad de sus exigencias, es la primera causa de enfermedad del organismo humano. Ni siquiera el deporte de masas puede ser reducido a la dimensión competitiva (que la tiene, sin duda). Tampoco se debería ver su carácter sucedáneo solamente como un preliminar de la guerra y la aniquilación. Tales satisfacciones compensatorias no pueden ser suficientemente valoradas. Por tanto, no tienen un carácter meramente destructivo. Esto vale tanto para la propia actividad como para su contemplación o audición. Uno no se quiere ni imaginar lo que significaría si a los seres humanos, simplemente, se les quitara todo esto.
Hasta aquí, todo resulta tradicional. El sesgo cultural conservador no puede ser pasado por alto, pero no se debería dejar a Anders clavado a estos puntos. Lo que exagera aquí el artista de la exageración es un aspecto de un determinado desarrollo. La preferencia por poner de manifiesto los momentos regresivos obstruye la visión de conjunto. El método de la iluminación de aspectos individuales deja siempre a otros hundirse en la oscuridad. Esto resulta problemático, sobre todo, cuando el texto respectivo se percibe como una férrea interpretación de un tema. Por lo demás, es también una desventaja de cualquier fenomenología hermenéutica. Pero su ventaja estriba en que, sin consideraciones ni objeciones demasiado grandes, sabe encapricharse con ciertos aspectos y puede lograr, justamente, en esa falta de equilibrio, un alto grado de claridad y producir un alto grado de sensibilidad.
Quien toma nota de la obra andersiana más allá de los trozos de texto aislados sabe, sin embargo, que para Anders se trataba siempre de una vida que pueda ser vivida, y no, en modo alguno, de la abolición de los gozos. “Alégrate”, “Alégrate porque tú eres tú”12, leemos en Gutenachtgeschichte für Liebende [Cuento de dormir para amantes]. En contra de la Geworfenheit heideggeriana, Anders se dice totalmente optimista: “«¡Que mérito inmerecido, que el “lanzamiento” [der Wurf] tuviera esta dirección, y nosotros llegásemos a ser lo que fuimos!»”. Ese agradecimiento vale especialmente mucho más por nuestra posibilidad de ser libres en nuestro amor; de poder amar cuando queramos, es decir, no sólo cuando el deber del servicio general [Dienstpflicht] viene a llamar a filas a nuestra generación”13.

2.
Günther Anders era, primero que todo, un minucioso observador. Escribe: “Mis observaciones parten siempre de fenómenos singulares muy concretos de nuestra vida actual”14. No había detalle que no hubiese podido ser llevado a una interpretación significativa. De esa manera extrajo bastante de los acontecimientos que apenas si han sido teorizados en otras partes. “En la habitación de al lado el limpiaventanas limpia mis ventanas – ¿qué le importan a él mis ventanas? ¿Y las de los demás, que va a limpiar mañana y pasado mañana, contento de no estar desempleado? ¿Qué le importa a la lavandera mi juego de cama? ¿Y el de sus clientes de mañana y pasado mañana? ¡Cuando pienso, que la mayoría de la gente no desearía tener ningún otro tipo de trabajo, ni le está permitido siquiera desearlo o se le permite o puede desearlo! Y que no sólo están todos contentos de tener esas ocupaciones, porque significan no-desempleo [nicht-arbeitlosigkeit] y muchos de entre ellos ponen ya incluso todo su empeño en cumplir con ese trabajo, que no les concierne, es decir, con esa ‘pérdida de tiempo’, de la manera más ‘lealmente’ y ‘alegremente’ posible, pues como si eso fuese ‘su’ trabajo”15.
Con todo aunque no fuese su tarea, es su trabajo. Los trabajadores deben identificarse con él, pues ellos se hallan referidos existencialmente a él. En calidad de trabajadores se mantienen como indiferentes: “El producto de nuestro trabajo no nos concierne”16. No tienen que opinar sobre él, su capacidad de trabajo no fue comprada para eso. Lo importante es que lo hagan bien, sean ventanas limpias, prendas de vestir bien lavadas o misiles mortales de medio alcance. Como personas que trabajan no tienen que decidir sobre todo eso. Lo que hacen es, en primer lugar, un medio para ganarse el pan y para eso cualquier medio se halla justificado.

En las Ketzereien [Herejías], en la llamada “lista negra”17 de conceptos y palabras clave (por ejemplo, “valores”, “ser”, “sentido”, “aura”, “verdadero”, “lo intrínseco”, etc.) se encuentra también el “derecho a tener un puesto de trabajo”. Anders señala: “Si yo, a pesar de que fuera llamado con razón de ultraizquierda, pusiese en duda esa frase, que se deja decir muy fácilmente, entonces no se atreverían a tacharme como un «reaccionario enemigo de clases». Sólo que en tanto que filósofo, me pregunto: ¿De dónde hemos sacado esa reivindicación, ese derecho? ¿De qué naturaleza es ese ‘supuesto derecho’?”18. El supuesto derecho se revela rápidamente como un deber. Hoy día muchos de los socialistas no quieren meterse en la cabeza que el socialismo es algo muy distinto de un lugar de trabajo con una obligación laboral donde esta última es también un deber. La izquierda comparte con la derecha la apologética del trabajo, aquella no es menos fanática en este punto. Sólo unos pocos como Paul Lafargue o el austromarxista Max Adler (1873-1937)19 pueden ser mencionados como críticos del trabajo. A este respecto el punto de vista de Marx es absolutamente ambivalente, sin embargo los textos más conocidos son aquellos pasajes del primer volumen de Das Kapital [El Capital], donde Marx presenta el trabajo como “la eterna determinación natural de la vida humana”20. En esta tradición se halla también el marxismo. Entre tanto hay también en la obra de Marx muchos elementos que contradicen este modo de ver. Moishe Postone lo ha estudiado detalladamente en su libro Zeit, Arbeit und Herrschaft [Tiempo, trabajo y dominio]21.

Sin embargo, las citas mencionadas más arriba muestran que Anders tuvo durante toda su vida una inclinación a la herejía sobre el trabajo. Su asunto no era la defensa del trabajo, sino el ataque contra éste. “Cuando en presencia de G., un obsesionado con el trabajo, mencioné de paso que el trabajo, comparado con la edad de la humanidad, existe sólo desde un tiempo relativamente corto, quedó sin respiración”22. No solamente por ello es evidente que el trabajo no puede ser, sin más, lo que determina a la naturaleza humana, sino que más bien el trabajo se debe reinscribir históricamente y no puede ser considerado como una constante antropológica. Anders tampoco ve un futuro próspero. El cuadro que él ofrece es el más sombrío: “Pues el paro que se nos avecina, ahora, va a dejar ver como inocente al otro que nos dominara hace unos 50 años atrás. Si uno piensa, que el paro de entonces ya era una de las causas principales del nacionalsocialismo, entonces podría faltar el valor para imaginarse lo que el próximo va a deparar. No es imposible que las cámaras de gas de Auschwitz (económicamente absurdas en aquella época) puedan servir como modelos de ‘solución’ para el problema planteado por el hecho, que, comparado con las oportunidades del trabajo «hay demasiados hombre»’”23.

Anders escribe: “Por tanto, el postulado del empleo pleno será tanto menos realizable mientras más alto sea el estatus tecnológico de una sociedad”24. “La dialéctica de hoy consiste en esta contradicción entre racionalización y empleo pleno. Decirlo abiertamente no hará renunciar a ningún político de sus ataduras partidistas”25. “Efectivamente, los productos que llamamos ‘empleos’ son tan importantes, que los políticos, que nunca inventan u organizan alguno, pueden igualmente dimitir. No existe ningún político que no haya prometido alguno. Claro que tampoco existen políticos que sabrían dar una respuesta a la dialéctica actual, a la normalidad de una técnica en alza y a una baja demanda de trabajadores, o sea, de empleos” 26.
Anders dice aquí, que entre el trabajo y la política existe una férrea relación: El trabajo en tanto que elemento constitutivo del capital y la política como su resultante se piensan juntos. Para ello sólo cabe una aprobación. La tarea de la política y de su personal es renovar una y otra vez la promesa de o el compromiso de trabajo en cuanto que compromiso por. Que esto es menos y menos posible, es evidente hoy día, más evidente que hace más de 25 años, cuando Günther Anders publicó esas líneas. Por lo tanto, que el trabajo asalariado se ha tornado precario, es algo de lo que el filósofo ya se había dado cuenta en los años de plena ocupación laboral.

3.
El lenguaje era muy importante para Günther Anders27. No sólo quería escribir de manera legible, sino que también para él se trataba de utilizar los términos correctos o inventarlos y dejar bien indicados los falsos, o sea, ponerlos bajo el índice28. “En lugar de valerse de la vieja y sólida palabra ‘trabajador’ [‘Arbeiter’], hablaron sistemáticamente de ‘empleado’ («tomador de
empleo») [‘Arbeitnehmer’]29. Pocas expresiones actuales son tan desconsideradamente desenmascaradoras como la expresión ‘empleado’ [‘Arbeitnehmer’]. Por supuesto, la expresión viene de los ‘empleadores’ («los que dan empleo») [‘Arbeitgeber’]. Y puesto que ‘dar’ es más elevado que «obtener» (‘tomar’), sobre la expresión «empleador» [‘Arbeitgeber’], que se corresponde con la expresión «empleado», recae incluso una cierta aura religiosa. En mi juventud solamente había trabajadores. Sabían lo que valían, de qué manera se entregaron y qué les quitaron. Y el grito de guerra: «¡Empleados [‘Arbeitnehmer’] de todos los países, uníos!» habría resonado sin ser oído. Naturalmente, también los trabajadores pensaban en el ‘obtener’ (‘tomar’), es decir, se proponían obtener (tomar) el mejor salario posible; y los socialistas entre ellos incluso los medios de producción. Pero llegar a pensar en tomar el trabajo, que de todas maneras ya tenían (en tanto no estuviesen desempleados) es decir, un trabajo que ya los tenía, por supuesto, llegar a pensar eso, no se le habría ocurrido a nadie. Por el contrario, hoy día muchos trabajadores perciben como honroso integrar tal o cual empresa, una contratación que, falsamente presentada como una cosa que vale la pena “tomar”, sella una renuncia total a los objetivos anteriormente indicados. Debido a esta nueva etiqueta es patente que tengan el sentimiento de orgullo, de haber ‘tomado’ realmente algo y de haber alcanzado realmente una cumbre: a saber la cumbre de la participación social [Sozialpartnerschaft]. Que se trata ahí de la cumbre miserable del monte Godes y no de la cumbre que sus abuelos tuvieron entre ceja y ceja hace cien años, eso no sólo no lo sienten, sino que además ni quieren sentirlo”30.

Dicho sea de paso que ya Friedrich Engels protestó en el prefacio de Das Kapital marxista contra “aquellas galimatías, en las cuales los economistas alemanes tenían la costumbre de dar, por ejemplo, el nombre de empleador [Arbeitgeber] al que da un trabajo a cambio de un pago en efectivo y, el nombre de trabajador [Arbeitnehmer] al que toma un trabajo a cambio de un salario”31.

Entretanto, ese conocimiento elemental se perdió completamente y ya no es más objeto de ninguna reflexión, ni en el movimiento obrero en torno a él, ni apenas en otra parte. Günther Anders desmonta a través de una sola palabra falsa, un juicio como intelectualmente erróneo. Respecto a eso era implacable.
Tan preciso y radical como Anders deconstruyera el monstruoso concepto de ‘empleado’ [“Arbeitnehmer”], igual de vago e impreciso quedaría frente a esto su concepto de proletariado. Según su tesis, proletariados siempre habrá más32, lo que debía afirmarlos en su lucha por la libertad’33: Anders define cinco no-libertades [Unfreiheiten] en el original del tercer volumen de Die Antiquiertheit des Proletariats [La obsolescencia del proletariado]. Aparte de que los proletariados “no poseen sus medios de producción”,34 están igualmente privados: “1) de la decisión sobre cuales productos producen; 2) de la experiencia de los productos finales; 3) de la decisión sobre su utilización; 4) de una opinión propia (incluso del interés por una opinión propia) sobre la respectividad de sus productos; y 5) del trabajar (pues esto se ha transformado en una actividad que no merece ese nombre)”35.
El proletariado ha sido determinado negativamente: “El carácter no-solidario no demuestra la inexistencia del proletariado, sino, al contrario, define su existencia. Es proletariado es aquel que está impedido por su existencia [Dasein] de concebir el pensamiento de la solidaridad”36. Anders denuncia explícitamente el “estilo de vida impuesto, la obligación al consumismo, la soledad de la televisión”37. Les llama los “proletariados que vegetan” 38. En un lugar de ese texto llega incluso a afirmar: “El trabajador de hoy día no es libre porque tiene demasiado tiempo”39. A fin de cuentas todos los que se obligan a consumir son proletariados40. ¿Pero guarda aún esa excesiva extensividad del concepto, el cual estuvo asociado originalmente a la propiedad privada de los medios de producción, que hablaba sobretodo de clases y de lucha de clase, un sentido específico? Agréguese a ello el que Anders considere clase y lucha de clases como algo obsoleto41. “No existe conciencia de clase de los amenazados”, escribe en Endzeit und Zeitenende [Tiempo final y fin de los tiempos]42.

4.
“En la medida que el trabajo maquinal opere sin complicaciones, eso significa: que transcurra sin fricciones entre el hombre y la máquina; en la medida que el que trabaja lo haga con el entusiasmo de un ‘converso’ y se comporte como una ‘rueda’ del engranaje, en esa misma medida el “yo” no estará nunca ‘consigo’, y en esa medida el yo no “estará” en principio, de cualquier forma nunca como (un) yo. Recién en el preciso instante en que el conformismo deja de ser satisfactorio, o en que el trabajo de pronto falla, el yo vuelve ‘en sí’, sólo entonces se encuentra a sí mismo: a saber como algo repugnante: como una perturbación ”43. El encuentro consigo mismo aparece aquí como un trastorno como una disonancia funcional. El trabajador está descrito aquí como una máscara y no como un verdadero individuo: en el trabajo el hombre está literalmente fuera de sí, es una pieza del engranaje de la empresa [Betrieb] a la que pertenece. Respecto de la división del trabajo, leemos: “Que el estilo de nuestro hacer actual, o sea de nuestro trabajo, se haya modificado desde la raíz ya, sobre eso no existen divergencias de opinión. Excepto algunas formas de trabajar de antes y que ya no tienen ningún significado, el trabajo, hoy día, se ha transformado en un ‘co-operar’ organizado y operativizado por la empresa”44. Actuar se ha transformado en hacer y hacer en co-hacer. En consecuencia cada trabajador especializado es responsable solamente por el resultado formal de la tarea que se le ha asignado, el conjunto del proceso de producción no es de su responsabilidad. “La agudización de la división actual del trabajo ya no significa nada más que esto: nosotros como personas que trabajan y que actúan, estamos condenados a concentrarnos en partes pequeñas del proceso completo: estamos tan encerrados en las fases del trabajo, a las cuales hemos sido asignados, como están los prisioneros en su celdas”45. O dicho de manera más breve: “La división del trabajo idiotiza”46.

“Por tanto, la empresa es el lugar donde se produce el tipo de hombre ‘mediático y sin conciencia moral’; el lugar donde nacen los conformistas. Basta solamente que un hombre con estas características sea puesto en otro lugar de trabajo, en otra ‘empresa’ para que repentinamente, sin transformarse del todo, se vuelva monstruoso; repentinamente nos llena de horror; repentinamente la suspensión de su conciencia moral, que ya era con todo un fait accompli [“hecho consumado”], adopta la apariencia de la escrupulosidad desnuda, y la suspensión de su responsabilidad adopta la apariencia de la desnuda ‘moral insanity’ [“insanidad moral”]. Hasta que no admitamos este hecho, es decir, hasta que no reconozcamos que la empresa actual es el lugar donde se forja este tipo de hombre y que el estilo del trabajo es el modelo de la sincronización, seguiremos siendo incapaces de comprender la figura del conformista contemporáneo; es decir, incapaces de comprender lo que pasó con esos hombres ‘obstinados’, que se negaron en los procesos (mencionados) a arrepentirse o solamente a aceptar la responsabilidad en los crímenes en los cuales, efectivamente, “co-operaron”47.
Por supuesto, el colaborador es del tipo del simpatizante que sabe excusarse de todo48: “¿Qué deberíamos haber hecho?”, balbucea el sentido común en las situaciones más diversas de la vida. El fascismo se caracterizó, por ejemplo, en que los hombres aceptaron, incluso con alegría, lo que se les hizo a ellos, identificándose con él de manera ciega y exagerada.
El sufrimiento fue perfeccionado de tal modo que la victima creciese sin conciencia y sin embargo de manera vigorosa como victimario: “La total sumisión es disfrutada como total pertenencia. Lo totalmente negativo lo es como lo totalmente positivo”49. Así caracteriza Günther Anders en otra parte al nacionalsocialismo.
¿Quien no conoce, por estos lados, esa frase desventurada: “¡Cumplía solamente con mi deber!”? No importa qué, no importa cómo, no importa para qué. Hubo algunos que efectivamente cumplieron ‘solamente’ con su deber, no todos los criminales lo eran por convicción, algunos en realidad eran ‘solamente’ criminales de escritorio. “El empleado en el campo de exterminación no ha ‘actuado’, sino que, y por horrible que esto pueda sonar, ha trabajado”50. “Puesto que él está habituado a actividades, en las cuales no requiere de una conciencia moral y dado que tampoco es deseada, no tiene conciencia moral. Y esto con la mejor conciencia del mundo”51. La falta de conciencia moral es un constitutivo del trabajo. Algo ha de ser realizado, no importa qué, ni cómo, ni para qué. Y cuando las cosas se vuelven peligrosas, uno se presenta como un subordinado y afirma que no se habría podido actuar de otra manera, aunque hubiese querido. El círculo vicioso del trabajo se vuelve a cerrar.

“Si es que existe hoy una reconocida equidad, es justamente en que todos los trabajos tienen los mismos derechos y como tales son iguales, y por lo tanto tienen el mismo valor. Formulado de manera moralista: esto significa que esta igualdad se debe a que ningún trabajo vuelve al trabajador más culpable que otro, porque ningún trabajo puede volver culpable a nadie”52. “Ningún trabajo, por malo que sea su objetivo, puede manchar al trabajador”53. El trabajo aparece como la inocencia originaria. Es la actividad conformista del sujeto, una actividad intercambiable arbitrariamente y no solamente en las transacciones obligatorias del trueque donde se compra y se vende sino también es el principio profundo que concierne a todas las acciones, conceptos y situaciones de la vida. “El mundo de los aparatos sincroniza de manera más dictatorial, más irresistible y más inevitable de lo que podría nunca hacerlo y nunca ha podido hacerlo el terror o la visión del mundo de un dictador que supone esto último”54.

Para Anders siempre fue evidente pensar de la misma manera al empleado de los campos de exterminación con el pequeño burgués de la época tecnocrática”55. El lugar específico del horror es, en su estructura fundamental, un lugar habitual. El punto afín al empleado del campo de exterminio y al trabajador de la época tecnocrática es la empresa o quizás, para decirlo con una expresión de la tecnología informática, el sistema operativo [Betriebssystem].
En consecuencia para Anders fue casi un deber oponerse a los deberes y no someterse a algunas presiones de las circunstancias. “El que, por el contrario, se remite al pretendido deber para ‘atenerse a su oficio’, para concentrarse en él, para volverse tan estrecho de miras que no ve nada ni a la derecha ni a la izquierda, no es solamente inmoral, sino que es inmoral por principio. Ser moral significa: ocuparse de aquellas cosas que, aunque se encuentran fuera de mis propósitos o de los propósitos fijados por otros y aunque ellos excedan las competencias definidas por la división del trabajo, son parte de la esfera de mi influencia personal. Ser moral significa: quebrar fronteras o límites definidos por la administración o la división del trabajo; ocuparse de esto que se afirma ‘no me concierne’, aunque eso que no ‘me concierne’, no me amenace ni me destruya”56. “Dime, lo que «deberías», y voy a decirte, lo que [...] no debes”57, dice en el original del tercer volumen de Die Antiquiertheit des Proletariats.
Aunque no salta inmediatamente a la vista, Günther Anders adhiere de manera implícita a los análisis de Karl Marx: “La especialidad de por vida de manejar una parte del instrumento, se convertirá, en la especialidad de por vida de servir a una parte de la máquina”58 escribe éste. “En la manufactura y en la artesanía el trabajador se sirve de las herramientas, en la fabrica se sirve de la máquina. En el caso de la manufactura, es el trabajador el que impone el movimiento al medio de trabajo; en la fábrica, en cambio, es el medio de trabajo el que impone el movimiento al trabajador. En la manufactura los trabajadores se configuran como los miembros de un mecanismo viviente. En la fábrica existe, independiente de ellos, un mecanismo muerto al cual se los incorpora como apéndices vivos”59. Los hombres concebidos como partes extensivas de lo maquinal y serial, es también, justamente, el tema de Anders. En Marx el valor se determina como “sujeto autómata”60. Sin embargo esto también quiere decir, que el valor de la mercancía llamada “fuerza de trabajo” crea sujetos autómatas en forma de hombres.
Las reflexiones de Günther Anders presentadas en este artículo pertenecen sin duda a lo más radical y lo mejor de lo que la crítica del trabajo ha producido en el siglo XX. La esencia del conformismo moral, de la reducción de la existencia humana a una función y a una máscara, tienen su origen en la monstruosidad del trabajo. En el segundo volumen de Die Antiquiertheit des Menschen, Anders habla de la “estructura intencional-negativa de nuestra manera actual de trabajar”61.
“El discurso, en todas partes popular, que reclama la necesaria «humanización del trabajo» es en consecuencia deshonesto, una contradictio in adjecto. Tal humanización ya no es posible como tampoco una humanización de la guerra, pues lo que presuntamente tendría que ser humanizado, aquí como allá, incluye a priori el principio de la inhumanidad”62.
Por lo tanto el objetivo del trabajo no se define por su papel decisivo en la “transformación del mono en hombre” (Friedrich Engels)63, sino que tiene que descifrarse de manera totalmente diferente. La liberación social no significa la liberación del trabajo mismo, sino la liberación de trabajar. A pesar de todas las evidencias: El trabajo no libera.


miércoles, abril 29, 2009

1949/2009: socialismo o barbarie 



Hay que interpretar la célebre máxima: “sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria”, del modo más amplio posible, y darle su verdadero significado. Lo que distingue al movimiento proletario de todos los movimientos políticos anteriores, por importantes que éstos hayan sido, es que es el primero claramente consciente de sus objetivos y de sus medios. En ese sentido, no sólo es para él la elaboración teórica uno de los aspectos de la actividad revolucionaria: es inseparable de esa actividad. La elaboración teórica ni precede ni sigue a la acción revolucionaria práctica: las dos son simultáneas, y se condicionan mutuamente. Separada de la práctica, de sus exigencias y de su control, la elaboración teórica se condena a ser algo vano, estéril, y cada vez más desprovisto de significado. A la inversa, una actividad práctica que no se apoya en una investigación constante desemboca forzosamente en un empirismo embrutecido y embrutecedor. Los curanderos y charlatanes “revolucionarios” son tan peligrosos como los demás miembros de esas cofradías.

¿Pero qué es esa teoría revolucionaria en la que debe apoyarse constantemente la acción? ¿Un dogma surgido en estado de absoluta perfección de la cabeza de Marx o de cualquier otro profeta moderno, y constituye acaso nuestra única misión mantener inmaculado su esplendor original? Basta con plantear la cuestión para ver cuál es la respuesta. Decir: “Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria”, entendiendo por teoría un simple conocimiento del marxismo y a lo más una exégesis escolástica de los textos clásicos, es una broma de mal gusto que refleja simplemente la impotencia de los que involuntariamente la hacen. La teoría revolucionaria sólo puede conservar su validez si se desarrolla constantemente, si se enriquece incorporándose todas las conquistas del pensamiento científico y del pensamiento humano en general, y en particular sabe asimilar la experiencia del movimiento revolucionario, si se somete, cuantas veces sea necesario, a todas las modificaciones y revoluciones internas que la realidad le imponga. La máxima clásica sólo tiene por lo tanto sentido si se interpreta así: “sin desarrollo de la teoría revolucionaria, no hay desarrollo de la acción revolucionaria”.

Basta con lo dicho para que quede claro que, si nos consideramos marxistas, no creemos ni mucho menos que ser marxista signifique tener con Marx las relaciones que los teólogos católicos tienen con las Escrituras. Para nosotros, ser marxista significa situarse en el terreno de una tradición, plantear los problemas partiendo del trabajo efectuado por Marx y por los que han sabido después ser fieles a su intento, defender las posiciones marxistas tradicionales mientras un nuevo examen no nos haya convencido de que hay que abandonarlas, corregirlas o sustituirlas por otras que correspondan mejor a la experiencia ulterior y a las exigencias del movimiento revolucionario.

No significa esto únicamente que son el desarrollo y la difusión de la teoría revolucionaria, en sí mismas, actividades prácticas extremadamente importantes -afirmación desde luego correcta, pero insuficiente-; significa sobre todo que sin una renovación de las concepciones fundamentales no habrá renovación práctica. La reconstrucción del movimiento revolucionario deberá pasar forzosamente por una fase durante la cual las nuevas concepciones se convertirán en bien común de la mayoría de la clase. Y esto depende de dos procesos que sólo en apariencia son independientes: las masas deben llegar, ante la presión de las condiciones objetivas y de las exigencias de su lucha, a una conciencia clara, por sencilla y elemental que sea, de los auténticos problemas actuales; y los núcleos de la organización revolucionaria como nuestro grupo tendrán que difundir, partiendo de una base teórica sólida, la nueva concepción de los problemas y darle un contenido cada vez más concreto. El punto en el que coinciden esos dos procesos, el momento en el que la mayoría de la clase llega a una concepción clara de la situación histórica y en el que la concepción teórica general del movimiento puede traducirse íntegramente en directivas de acción práctica, en el momento de la Revolución.

Es evidente que la situación actual está muy lejos aún de ese punto. El proletariado, tanto en Francia como en los demás países, se encuentra enajenado y mistificado por su burocracia. Mistificado ideológicamente cuando acepta, ya sea como representando presuntamente sus intereses, ya sea como un “mal menor”, la política de la burocracia, “reformista” o estalinista; enajenado en su acción misma puesto que las luchas que emprende para defender sus intereses inmediatos son en la mayor parte de los casos, y en cuanto cobran una cierta importancia, utilizadas por la burocracia estalinista como instrumentos de su política nacional e internacional. No hay que olvidar por último que los elementos de vanguardia que son conscientes de esa mistificación y de esa enajenación, al no tener perspectivas generales -que pudieran orientar una acción eventual, sólo sacan por el momento conclusiones negativas, dirigidas contra las organizaciones burocráticas -conclusiones fundadas pero evidentemente insuficientes-. En esas condiciones, es evidente que una concepción general justa no puede en el período actual manifestarse en cualquier momento con consignas de acción inmediata conduciendo a la revolución. Decir que apoyamos incondicionalmente toda lucha proletaria, que estamos del lado de los obreros cuando luchan por defender sus intereses aunque no estemos de acuerdo con la definición de los objetivos o con los medios de lucha, es algo elemental y que va de sí. Pero a lo que no estamos ni mucho menos dispuestos es a lanzarnos, como hacen otros, a una agitación superficial y estéril para intentar transformar, negando los hechos mismos y hasta la evidencia, cualquier lucha parcial en huelga general o en revolución.

Por justas que sean, esas observaciones ni agotan ni resuelven, sin embargo, el problema de la relación necesaria entre una concepción general de los problemas de la revolución y las luchas actuales. No sólo son esas luchas un material de análisis y de verificación extremadamente importante; son además, ante todo, el medio en el que puede formarse y educarse una vanguardia proletaria real, por limitada que sea numéricamente. Añádase a eso que una concepción general sólo tiene valor en la medida en que es capaz de ser comprendida por una fracción de la vanguardia y de proporcionar un marco, por muy general que sea, de soluciones prácticas -o sea criterios válidos para la acción-. En función de todos esos factores, puede decirse que el objetivo inmediato de esta revista es favorecer la difusión, lo más amplia posible, de nuestras concepciones teóricas y políticas, así como la discusión y la clarificación de los problemas prácticos que plantea constantemente la lucha de clases, aun en las formas truncadas que tiene actualmente.

Trataremos por lo tanto de ocupamos en cada ocasión de cuestiones prácticas actuales, aun cuando afecten a un sector dé la clase; siempre evitaremos, en la medida de lo posible, el plantear problemas teóricos de modo abstracto. Nuestro objetivo es proporcionar instrumentos de trabajo a la fracción políticamente más avanzada de la clase obrera, en una época en que la complejidad de los problemas, la confusión que reina en todas partes y el esfuerzo constante de los capitalistas y sobre todo de los estalinistas para engañar a todos a propósito de todo, exigen un esfuerzo sin precedentes en ese sentido. Intentaremos no sólo exponer esos problemas con el lenguaje más claro posible, sino además poner de relieve, ante todo, su importancia práctica y las conclusiones concretas que puedan deducirse.

Esta revista no es en modo alguno un órgano de intercambio de opinión entre gente que “se plantea problemas”; es un instrumento que debe permitir expresar una concepción general que nos parece ser sistemática y coherente. Esa concepción queda expuesta sucintamente en el editorial “Socialismo o barbarie” de este primer número (publicado a continuación). Pero no somos, claro está, partidarios del monopolitismo, ni en la organización, ni por lo que respecta a las concepciones teóricas. Creemos que sólo puede haber desarrollo de la teoría revolucionaria si hay confrontación de opiniones y de posiciones discrepantes; creemos también que hay que llevar esas discusiones abiertamente, ante la clase obrera en su conjunto; es más: creemos precisamente que la concepción que afirma que un partido puede poseer de modo exclusivo la verdad, toda la verdad, y llevarla a la clase obrera, ocultando las divergencias que haya en su seno, es, en el plano ideológico, una de las más importantes raíces, y manifestaciones, del burocratismo en el movimiento obrero. Las divergencias que puedan surgir sobre puntos particulares entre compañeros de nuestro grupo podrán por lo tanto manifestarse en la revista, indicándose eventualmente que tal o cual artículo refleja la posición de su autor pero no la del grupo en cuanto tal. La discusión será pues libre dentro del marco de nuestras concepciones generales, aunque haya que evitar desde luego que la discusión llegue a convertirse en diálogo interminable entre unos cuantos individuos.

Estamos seguros de que los obreros y los intelectuales que son conscientes en Francia de la importancia de los problemas que planteamos, que comprenden que es urgente darles una respuesta adecuada y conforme a los intereses de las masas, nos apoyarán en el largo y difícil esfuerzo que representará la preparación y la difusión de nuestra revista.


(Presentación de la revista Socialisme ou Barbarie, 1949, http://www.fundanin.org/castoriadis9.htm).

Discusión coleciva sobre S ou B en el Foro luxemburguista internacional.

wip/IS/rosa lux (8 días de licencia) 


Si bien la influencia de Marx en la I.S. es fuerte, directa y permanente (y nunca se cansaron de publicar recomendaciones como la siguiente:

“IMBÉCILES: PODÉIS DEJAR DE SERLO ¡LEED A MARX!),

su relación con el “marxismo” es más compleja, y pasa de un primer momento en que podríamos decir que se reivindica un “marxismo revolucionario” (1) a una posición mucho más crítica del marxismo propiamente tal (considerado como una deformación de Marx).

Al respecto, resulta muy elocuente el hecho de que al responder un cuestionario publicado en el número 9 de la revista Internationale Situationniste, la pregunta sobre si los situacionistas son marxistas es respondida de la siguiente forma:

“Tanto como Marx cuando dice: ‘yo no soy marxista’” (2).

Decíamos que el lugar donde más ordenada y sistemáticamente se expone la posición situacionista en relación al marxismo es en el ya mencionado texto de Debord sobre “El proletariado como sujeto y como representación”, que es el capítulo más largo de La sociedad del espectáculo. En él, Debord realiza una especie de “balance” de las luchas de clases del movimiento obrero clásico. El lugar de Marx en esta historia es analizado cuidadosamente. En su generación, tal como muestran también los casos de Bakunin y Stirner, entre otros, en los inicios del desarrollo de este “pensamiento de la historia”, la teoría comunista bebió de la fuente filosófica de Hegel, en el momento en que casi por fuerza se llegaba a una confrontación crítica con ese oscuro maestro, pensador (y justificador) de las revoluciones burguesas del siglo XVII y XVIII (procesos en que lucharon juntos, la burguesía progresista y los trabajadores, en contra del Antiguo Régimen, con resultados desconcertantes, y de cuyos “momentos de verdad” el proletariado es –ahora- el único heredero legítimo). Una de las pocas citas reconocidas en el libro de Debord (pues en la IS se defendía la creación colectiva y el uso libre de las fuentes literarias) es la siguiente: “Del mismo modo como filosofía de la revolución burguesa no expresa todo el proceso de esta revolución, sino solamente su concusión última. En este sentido, ésta no es una filosofía de la revolución, sino de la restauración (Karl Korsch, Tesis sobre Hegel y la revolución”).

Según Debord (en este aspecto, bastante hegeliano y lukacsiano en su “marxismo”), “el carácter inseparable de la teoría de Marx y del método hegeliano es a su vez inseparable del carácter revolucionario de esta teoría, es decir, de su verdad”. Esta primera relación es precisamente la que “ha sido generalmente ignorada o mal comprendida, o incluso denunciada como el punto débil de lo que devenía engañosamente en una doctrina marxista” (Tesis 79).

“El aspecto determinista-científico en el pensamiento de Marx fue precisamente la brecha por la cual penetró el proceso de ‘ideologización’, todavía vivo él, y en mayor medida en la herencia teórica legada al movimiento obrero. La llegada del sujeto de la historia es retrasada todavía para más tarde, y es la ciencia histórica por excelencia, la economía, quien tiende cada vez en mayor medida a garantizar la necesidad de su propia negación futura. Pero con ello se rechaza fuera del campo de la visión teórica la práctica revolucionaria que es la única verdad de esta negación (…)“Toda su vida Marx ha mantenido el punto de vista unitario de su teoría, pero la exposición de su teoría fue planteada sobre el terreno del pensamiento dominante precisándose bajo la forma de críticas de disciplinas particulares, principalmente la crítica a la ciencia fundamental de la sociedad burguesa, la economía política. Esta mutilación, ulteriormente aceptada como definitiva, es la que ha constituido el ‘marxismo’”. (Tesis 84. El subrayado es mío).

Al igual que los camaradas de Socialisme ou Barbarie hacia 1965, Debord y la IS ven que la degeneración del marxismo se produce mediante un proceso de ideologización, donde el componente revolucionario queda totalmente aplastado bajo el aspecto positivista-científico de esta teoría. Este talón de Aquiles “cientificista” por donde penetró la ideología era tal vez inevitable si se toma en cuenta el contexto, la cosmovisión productivista que dominaba toda esa época: “el defecto de la teoría de Marx es naturalmente el defecto de la lucha revolucionaria del proletariado de su época”.

Pero si bien hay una conexión estrecha entre Marx y el pensamiento científico de su época, el pensamiento de Marx se situa “más allá” de la ciencia: no sólo comprensión racional de las fuerzas que operan en el mundo, sino su transformación activa, inacabada. Su proyecto, el de una historia consciente, requiere “una comprensión de la lucha, y en modo alguno de la ley” (Tesis 81).

Por esto, en la teoría marxiana, tanto la toma de partido por el proletariado (“la clase revolucionaria misma”), como el punto de vista de la totalidad constituyeron - también desde el comienzo- el antídoto vital contra las tendencias a la mecanización, fragmentación y positivización, que en la constitución del marxismo oficial resultaron vencedoras.

En esta lectura, el propio Marx difícilmente podría ser considerado como “fundador” del “marxismo”, o de una “doctrina marxista”, y en caso de serlo, lo sería más bien en contra de su propia voluntad, y dejándonos algunos ejemplos –y advertencias- en vez de reglas (3). Si es cierto que la mejor discípula de Marx hasta ahora fue Rosa Luxemburgo, podemos apreciar que efectivamente, en ella el aspecto “político” y el “metodológico” son inseparables, y definen en cierta forma lo que tiene el “marxismo” -o como sea que queramos llamar a aquella teoría proletaria, autónoma, unitaria, y orientada a la práctica-, de único y valioso, su aporte teórico y práctico como tradición emancipatoria. Lukács lo explica cuando se refiere en enero de 1921 al marxismo de Rosa:

“No es la preponderancia de los motivos económicos en la explicación de la historia lo que distingue de manera decisiva al marxismo de la ciencia burguesa, sino el punto de vista de la totalidad”. “El punto de vista de la totalidad no determina solamente al objeto, también determina al sujeto del conocimiento. La ciencia burguesa –de manera consciente o inconsciente, ingenua o sublimada- considera siempre los fenómenos sociales desde el punto de vista del individuo. Y el punto de vista del individuo no puede llevar a ninguna totalidad; todo lo más puede llevar a aspectos de un dominio parcial, las más de las veces a algo solamente fragmentario: a ‘hechos’ sin vinculación recíproca o a leyes parciales abstractas”. Según Lukács, al comentar “La acumulación del capital” –la obra principal de Rosa Luxemburgo-, no es casual, como dice ella, que la trivialización del marxismo se expresara en Bernstein en un sentido científico burgués, como tampoco es por azar que éste acusara a Marx de “blanquista”: “No es un azar, porque desde el momento en que se abandona el punto de vista de la totalidad, punto de partida y término, condición y exigencia del método dialéctico, desde el instante en que la revolución ya no se considera como momento del proceso, sino como acto aislado, separado de la evolución de conjunto, lo que hay de revolucionario en Marx tiene que aparecer necesariamente como una recaída en el período primitivo del movimiento obrero, en el blanquismo. Y al derrumbarse el principio de la revolución, como consecuencia de la dominación categorial de la totalidad, todo el sistema del marxismo se derrumba” (Lukács, Rosa Luxemburgo, marxista, en Historia y Consciencia de Clase).

NOTAS:

1 Incluso en un momento más “maduro” de la acción situacionista, el movimiento de las ocupaciones en Mayo de 1968 en Francia, en los telegramas enviados por situacionistas y “enragés” a los Partidos “Comunistas” chino y ruso, junto con la amenaza de un inminente movimiento de consejos obreros que barrería con esas burocracias, se incluye la consigna de “¡Larga vida al marxismo revolucionario!”. No obstante, la redacción del comunicado tal vez deba ser atribuida a algún miembro del núcleo de simpatizantes de la IS conocido como “enragés”.
2 Se trata del “cuestionario” publicado en el número 9 de la revista Internationale Situationniste (1964). Muy interesante resulta también la respuesta sobre el “tamaño” de la organización: -¿Cuantos sois? –Algunos más que el núcleo inicial de la guerrilla de Sierra Maestra pero con menos armas. Algunos menos que los delegados que estuvieron en Londres en 1864 para fundar la AIT, pero con un programa más coherente…”.
3 En esto Debord se diferencia del Lukács de Historia y consciencia de clase, en que el punto de vista de la totalidad es precisamente lo que diferencia al “marxismo ortodoxo” de todo lo demás (idealismo, materialismo y marxismo vulgares…). “Esta concepción dialéctica de la totalidad, que se aleja en apariencia de la realidad inmediata y que construye esa realidad de una manera en apariencia ‘no científica’, es, de hecho, el único método que puede captar y reproducir la realidad en el plano del pensamiento. La totalidad concreta es, pues, la categoría auténtica de la realidad”. Para Lukács, es ese método lo que define al marxismo ortodoxo, que “implica la convicción científica de que con el marxismo dialéctico se ha encontrado el método de investigación justo, de que este método sólo puede desarrollarse, perfeccionarse; porque todas las tentativas de superarlo o de mejorarlo tuvieron y no pueden dejar de tener otro efecto que hacerlo superficial, banal, ecléctico”. Para Lukàcs, entonces, el marxismo ortodoxo no significa “una adhesión sin crítica a los resultados de la investigación de Marx, no significa un acto de ‘fe’ en tal o cual tesis”. El marxista ortodoxo podría tranquilamente seguir siéndolo aunque rechazara totalmente algunas tesis de Marx a la luz de nuevos resultados de la investigación (Lukács, “Qué es marxismo ortodoxo”, en Historia y consciencia de clase). Curiosamente, esta definición de marxismo ortodoxo podría calzar con lo que desde otro punto de vista es definido como “revisionismo”. Veamos, por ejemplo, la definición suministrada en el Diccionario del Militante Obrero, elaborado en los medios obreros autónomos de Cataluña a inicios de los años 70: “Hoy se llama “revisionista” a todo aquel marxista que no acepta la teoría de Marx en bloque. Así, el revisionista sería el antitético del dogmático. Se usa impropiamente como sinónimo de reformista” . El propio Marx no tuvo problemas en “revisarse” a sí mismo de vez en cuando, tal como lo demuestra, por ejemplo, el Prólogo escrito junto a Engels para una edición alemana del Manifiesto Comunista en 1872: “Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos 25 años, con los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el poder político en sus manos por espacio de dos meses. La Comuna ha demostrado, principalmente que la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines”.

martes, abril 28, 2009

memoria 


encontré estas notas en un cdr que tiene un respaldo de un computador que se destruyó. creo que son del 2004.

MISERIA DE LA IZQUIERDA
(Considerada en todos los sentidos posibles de la palabra miseria y de la palabra izquierda)

DEMOSTRACION GRAFICA DEL CARACTER “SIMPLE” DEL MARXISMO TRADICIONAL LATINOAMERICANO:

“Me parece imposible solucionar la crisis sin un cambio completo del sistema político y económico. Este cambio lo señala el marxismo-leninismo, o sea, la economía socialista, y no hay otra posible.
El único factor esencial (para el retorno en Chile de la prosperidad) es adoptar los principios de la revolución agraria y antiimperialista. La revolución social en nuestros países latinoamericanos no puede ser una revolución socio-comunista como será en los grandes países del mundo, sino una revolución agraria antiimperialista, o sea, nacionalización de la riqueza, expulsando a los imperialistas y reparto sólo de la gran propiedad. Dentro del materialismo histórico, este es el paso de la evolución que corresponde a nuestros países. No somos nosotros los que vamos a dar consignas del mundo. Por muchos años aún seremos simples reflejos de las grandes potencias europeas, obedeciendo cada país, en el concierto universal, a las leyes previstas por la dialéctica histórica”
Vicente Huidobro, Revista Hoy, 1933.


Vean, por favor, qué cantidad de simplificaciones, religiosidad reprimida, positivismo, evolucionismo, creencia en la inevitabilidad histórica del avance del progreso, y economicismo demasiado vulgar existe en esta sola frase:
“Me parece imposible solucionar la crisis sin un cambio completo del sistema político y económico. Este cambio lo señala el marxismo-leninismo -o sea, la economía socialista-, y no hay otra posible.”

Y pensar que esto eran –según se dice- nuestros “intelectuales”La verdad es que esta forma de entender lo –muy a mi me pesar, por varias buenas razones- es llamado “Marxismo”, raya en verdad el cretinismo torpe que suele atribuirse a los funcionarios pero que, por lo visto, también puede afectar a los poetas (y de ello no pueden salvarlo por sí solas sus credenciales de artistas). Presume la estupidez del otro mientras no se demuestre lo contrario. Se cruel. No dejes que la nostalgia te absorba. No perdones nada al “arte”. Lo peor y lo mejor están por venir.

Otras joyitas sin disculpa artística: Luis Corvalán en “Corvalán 27 horas” (Ed. Quimantú, 1972) señala que un golpe de estado fascista es casi imposible, y que en todo caso, ni siquiera una junta militar fascista se atrevería a tocar la obra de la UP –que califica de “irreversible” en muchos aspectos-, y, por último, consultado sobre si es nocivo que los obreros no estén armados en Chile, responde que los obreros sí están armados, porque cuentan con el gran arma de la huelga general, y que llegado el caso, podrían incluso ocupar como armas herramientas de trabajo tales como palas, azadones...(Aunque UD. no lo crea). Citando a las RAF (O Baader/Meinhof): “eso funcionaría, en un país en que los ejércitos dispararan bolitas de alcanfor”.

La verdad es que si fuera por relacionar las opciones que toman los seres sensibles e inteligentes con el nivel de inteligencia, coherencia y decencia de lo que la IRE (izquierda realmente existente) propone y/o contiene, o ES, es bastante poco probable que sea una opción inteligente, coherente o decente alinearse con ella de una u otra forma (electoralmente, organizativamente, “intelectualmente”, “académicamente”, moralmente, sexualmente, patéticamente....).


Pero las cosas no son más alentadoras hoy en la IRE. Atengámonos a las expresiones que se consideran “extraparlamentarias”.

Los “marxistas” son o posmodernos fragmentarios o dogmáticos a-históricos. Los “anarquistas” no son menos dogmáticos y/o posmodernos que estos otros, y para peor, su “doctrina” (ideología) es más falsa incluso que el marxismo ortodoxo más evolucionista, por ser de peor calidad. El optimismo de la voluntad (que no abunda demasiado) pocas veces se había visto tan disociado de la inteligencia, y el pesimismo de la inteligencia tal cual se encuentra en los que supuestamente son “intelectuales” no es en realidad abismantemente inteligente , y suele verse a veces mezclado con adhesiones rituales al patetismo del cadáver esporádicamente reanimado que es la izquierda chilena. Masoquismo de la inteligencia, patetismo de la voluntad. O también patetismo de la inteligencia, masoquismo de la voluntad

¿Y la llamada ultraizquierda”? Siento lástima por la (ultra)izquierda chilena. Ninguna publicación decente. Ningún sector organizado del cual no sentir vergüenza (y qué hablar de sentir simpatía u orgullo). Los grupúsculos que nacen y mueren no alcanzan a hacer buenas acciones ni por si acaso. El nivel de mitomanía es mayor de lo recomendable. Los líos de faldas....

El extremista histórico se entretiene en la crítica radical de la cultura. No puede dejar de ser despiadado, y sabe que su único aporte posible a la causa de la inteligencia humana colectiva es disectar su objeto de análisis, y situarlo históricamente en medio de las fuerzas en conflicto que no han parado de luchar desde lo que podamos recordar de la Historia. En cada época los elementos existentes son desarrollos de elementos equivalentes del pasado, y que volverán a estar presentes en una comparación en tiempos futuros. Todo está acá: esa es la sensación central de la reivindicación del tiempo-ahora. Sólo es posible de lograr si se ha comprendido adecuadamente al Marx del “fetichismo de la mercancía” y al Lukàcs en HCC (versiones populares –ejemplos de manual de formación en el buen sentido- S del E, de Debord-, y el artículo de Anselm Jappé “Las sutilezas metafísicas de la mercancía”, en www.krisis.org). Sobre esa base (como mínimo), acercarse a las Tesis de Filosofía de la Historia. (una pastilla que lograra esto en poco tiempo, ja).

lunes, abril 27, 2009

10 muertos en "pelea de choros": responsabilidad del Estado 

(Así lo ha determinado incluso la Corte Interamericana de Derechos Humanos: cuando el estado encarcela a alguien asume su obligación de custodia. Si la ejerce mal y el preso muere, es responsabilidad del Estado).

Incendio en Colina 2: Gendarmería prohibirá ingreso de combustible


El incendio que dejó este domingo a diez reos muertos y tres heridos en el Centro Penitenciario Colina 2, se produjo debido a una "pelea de choros" y el uso de una cocinilla a gas, según explicó el director nacional de Gendarmería, Alejandro Jiménez.
Se prohibirá de ahora en adelante, ante esta situación, el ingreso de combustible al penal, para evitar que se repitan este tipo de tragedias.
"Se dieron instrucciones para evitar el ingreso de estos productos y empezar a trabajar con la población para llegar a un cambio cultural, porque lo peor que nos puede pasar es que se produzca una situación de conflicto dentro de la unidad, que ellos vean que a los internos se les están prohibiendo un sinnúmero de derechos, que ellos sienten adquiridos y provoquen un motín", declaró el director a radio Cooperativa.
Jiménez agregó que dicha labor "tenemos que hacerla con la tranquilidad y con cordura para que no se produzca una situación de mayor envergadura".
El titular de Gendarmería explicó que los hechos de produjeron tras una pelea entre grupos rivales al interior de la cárcel, en donde se lanzaron objetos con fuego. "Entre comilla fue una pelea entre choros", dijo.
La fiscalía, a su vez, revisará hoy los videos de las cámaras de seguridad del recinto, con el objetivo de precisar detalles de lo ocurrido y buscar a los responsables.

(www.lanacion.cl)

viernes, abril 24, 2009

trabajadores contra el trabajo 


Prime Time: Jazz? Harmolodics. 

"Prime Time is not a jazz, classical, rock or blues ensemble. It is pure Harmolodic where all forms that can, or could exist yesterday, today, or tomorrow can exist in the now or the moment without a second".

(Ornette)

que vendría siend más o menos:
"Prime Time no es un ensamble de jazz, clásico, rock o blues. Es Harmolodia pura donde todas las formas que pueden, o podrían existir ayer, hoy o mañana existen en el ahora o en el momento en menos de un segundo".

El concepto venía desde los 50, pero nuestro héroe sólo pudo implementarlo a cabalidad, consciente y colectivamente, en las sesiones de 1975 que dieron lugar a:



, y a:





Para lograrlo, tuvo que reclutar músicos jóvenes y bien dispuestos a entender y aplicar el ornettianismo. Jamaaladeen Tacuma, Bernie Nix, Charles Ellerbee, Denardo C., Ronald Shannon Jackson...El nombre de la banda: Prime Time.
Prefiero ni siquiera intentar describir los resultados: el material (espiritualmente cercano a la magick band de Beefheart; colaboración directa entre Ornette y un colectivo milenario de músicos marroquíes -incluida en ciertas ediciones de "Dancing...").
Es verdad que ya no era "jazz" en realidad, sino muy otra cosa: el aporte hermoso y único (defendido como "democracia en actos") de un grupo de gente dedicada a dar forma y difusión a la particular cosmovisión de Ornette, un "hombre total" (Marx). La libertad individual que se ensancha en la marea de la libertad colectiva.

martes, abril 21, 2009

ORNETTE!!! 


¡Esta sí que es noticia!

Ornette en Chile, Teatro Caupolicán, el 9 de mayo. Precios estratosféricos (entre 18 y 65 lucas), pero considerando que Ornette tiene casi 80 años, y que lleva más de 50 haciendo su particular forma de música (qué él denomina “harmolódica”) HAY QUE ENCONTRAR LA FORMA DE IR A VERLO, Y ojalá no en platea alta (desde donde todo se ve muuuuy lejos).

Las informaciones son contradictorias. Primero se decía que iba a tocar en Movistar Arena, y en abril. Me extraña no haber visto afiches ni nada, y tengo mucho temor de que finalmente no toque…pero para qué ponerse tan pesimistas.

¿Terminará siendo esto un evento más esnob que el concierto de Sonic Youth el 29 de marzo? Es muy posible. De hecho, la poca información que circula en internet hasta ahora es bien tontita (se la trata de “padre del ‘free jazz’ o composición libre”….OK. Los escritores siguen siendo bastante grupientos en nuestro medio) (*).

Recuerdo que hace dos años, estando en Copiapó por 10 días por razones laborales, fui con unos amigos a una concierto gratuito ofrecido por Christián Gálvez cuarteto….¡Sí! el bajista pichulero favorito del mundo cultural concertacionista: Ud. puede ver su foto en la página del FONDART, y también se le puedo ver habitualmente recibiendo por enésima vez premios Altazor (la última vez en TV diciendo “besitos ministra” y enviándolos cursimente con la mano hacia Sor Teresa…eeeehhh, Paulina Urrutia, autoproclamada como “la persona que más sabe de políticas culturales en Chile”). El concierto era espantoso, pura mierda vomitiva de esa que hace que la gente sensata en Chile odie a los “jazzeros”. En el peor momento, Gálvez empezó a hablar acerca de cómo había tenido la suerte de irse a EEUU a colaborar con “el más grande músico de jazz vivo: STANLEY CLARKE!!!!!”.
Mi primera reacción fue cuestionarme si esa mierda confitada puede válidamente ser considerada como jazz…no creo. Pero en todo caso, ¿cómo puede alguien hacer una afirmación tan imbécil estando todavía vivos Ornette, Cecil Taylor, Sonny Rollins y un larguísimo etcétera de verdaderos maestros del jazz??!!!!

Pero mejor no hablar de ciertas pelotudeces. Hablemos mejor de Ornette. Hace unos años, en estas mismas páginas me refería a un juego que habíamos inventado con los hermanos Manuschevic (que estéticamente son más fascistas que yo) cuando éramos amigos. Consistía en señalar en qué año tal o cual artista merecía haber muerto en un accidente de aviación….todo ello en el entendido de que uno de los talentos más difíciles en el arte musical es saber cuando parar. Extracto a continuación los resultados que señalé esa vez:

“Rolling Stones en 1972
Miles Davis en algún momento de la década del 70
The Clash mientras grababa Combat Rock
The Residents (durante la grabación de God in Three Persons)
Ornette....emm, digamos que hasta Body Meta estaba bien, pero no nos molestaba tanto sino hasta cuando sacó Virgin Beauty. Conclusión: antes de grabar Virgin Beauty. Pero bueno, es Ornette, le debemos demasiado, o más bien, tenemos con él una deuda infinita. Revisión del fallo: A partir de esta fecha, Ornette debe dar clases de música a los niños, y nunca dejará de ser homenajeado. Por este mismo acto, el condenado se compromete a no volver a acercarse a un estudio de grabación. Se le concede incluso el beneficio de demostrar que ya es hora de que vuelva al estudio de grabación, con tal de que realice una solicitud formal que involucre una autocrítica pública”.


La verdad es que durante los 50, 60 y 70, Ornette entregó exclusivamente discos geniales, uno tras otro, con diferentes bandas, y teniendo la valentía de ponerse a tocar violín y trompeta en forma autodidacta, e invitar a sentarse en la batería a su hijo Denardo cuando éste aún era un niño (Un ejemplo de la reacción que en ese medio causaba este “amateurismo”: Cuando Jackie MacLean lo invitó como trompetista para las sesiones del album “New and Old Gospel”, después todos los amigos trompetistas le preguntaban “¿Por qué pusiste a Ornette en trompeta?!!!”, con gran sorpresa e incluso indignación.

En los 80 y 90 Ornette derivó, a mi juicio, algo mucho más fome…albums con invitados tan dudosos como Jerry García…incursiones fallidas en hip hop….Pero con Sound Grammar (2006) volvió a un nivel muy superior, que hace que ir a verlo justo ahora sea muy estimulante.

Para ir preperando el ambiente, recomiendo acudir a la caja que reúne todos sus albums en Atlantic: Beauty is a rare thing!, y al documental “Ornette: made in America” (que está en mi casa y podría ser visto en una sesión más masiva).

(*) Dos muestras recientes:

Hace 5 años en emol, Iñigo Díaz comentó la caja “Holy Ghost”, de Albert Ayler. En cierta parte del texto dice: “Acompañado en sus bandas por notables del subgénero, como Steve Lacy (saxo soprano), Jimmy Lyons (saxo alto), Cecil Taylor (piano) o Rashied Ali (batería), este grandioso improvisador y controversial personalidad de la contracultura nos entrega en sus soplidos póstumos una aguda forma de percibir el jazz”. Pues bien, la cosa es exactamente al revés: el joven Ayler se las arregló para que lo dejaran tocar en la banda de Cecil Taylor durante una gira escandinava a principios de los 60. Un poco de conocimiento histórico genuino bastaría para saber que CT ya había armado una carrera poco reconocida pero existente, mientras a AA todavía no lo pescaba nadie. De hecho, en el documental sobre Ayler el percusionista Sunny Murray cuenta la historia: AA se acercó a él y Jimmy Lyons, y CT accedió a tocar con él sólo tras preguntar a Lyons qué tal tocaba este desconocido…

Por otra parte, la -a mi entender- bastante masónica Revista de Occidente (autodenominada “tribuna del pensamiento libre”) publicó un artículo sobre Debord y la sociedad del espectáculo donde, para variar, se confunde a la IS con el llamado “situacionismo” (error común a casi todos los que escriben sobre el tema), y además se señalan cuestiones tan dudosas como que la IS estaba profundamente influenciada por la Escuela de Frankfurt. ¡Falso!: en ningún texto situacionista genuino se denota dicha influencia (a lo más existen referencias a Adorno en la obra "madura" y cuasi-new age del camarada Raoul Vaneigem. De hecho, se podría decir que el único marxista academicista que los situacionistas respetaron en realidad era Henri Lefebvre, y el amor no duró mucho tiempo: al rato rompieron con él y lo acusaron de haberles copiado sus tesis sobre la Comuna de París (uno de los más notables textos situacionistas, por cierto). En las páginas de la revista del grupo, explícitamente se califica a la doctrina marcusiana como “ridícula”. Es más, es precisamente la versión que oficialmente se ha impuesto en variedades y subvariedades de todos los colores, la que nos dice que el 68 no hubo lucha de clases, sino "revuelta juvenil", la que explota el lado más cínico y contemplativo de una "teoría crítica" de una supuesta escuela academicista situada en la buena y decente ciudad de Frankfurt del Meno (donde hasta en los puntos de venta de revistas de la estación de trenes venden libros de bolsillo de nuestro aquerido maestro don Teodoro W. Adorno, personaje al que preferimos ver como a un auténtico y muy querido camarada, un revolucionario derrotado antes que un conformista pequeño burgués), lo que -entre otras variadas yerbas contraculturales- habría influenciado de manera determinante, subcultural e "ideológicamente", a los "jóvenes" de los años sesenta, en una época en que -como todos sabemos- ya no había proletariado ni burguesía, ni en realidad ninguna clase histórica y por añadidura tampoco hay ni podrá volver a haber "lucha de clases". Forever and after forever. Amén).

Además, según este artículo, tanto el espectacular libro de Debord sobre el espectáculo, como el “Tratado del saber vivir” de Vaneigem son verdaderos “clásicos del underground de los 60”: Oh yeah! Claro que sí: rebelión juvenil y no lucha de clases proletaria, esa huevada tan añeja y esencialista (y por ende autoritaria: pues como dijo otro franchute con apellido en la letra B "todo lenguaje es fascista"). No debemos guardar estos libros junto al Manifiesto Comunista o a Pannekoek y Korsch, sino al lado de los Beatles, Jackson Pollock, discos y registros visuales del festival de Woodstock, Piedra Roja y Altamont...

Son los defectos evidentes de una lectura (contra) “culturalista” de la historia reciente. Distintas versiones de la misma mirada castradora de la historia, que la suprime sin siquiera acordarse de que es posible realizarla, versiones cínico-reaccionarias y tambien progre-libertarias).

La historia revolucionaria de la última mitad de siglo no es la que se ha dado a conocer en la gran mayoría de la escritura actual sobre este (nuestro) tiempo.


domingo, abril 19, 2009

marxismo versus sociología burguesa 




La mirada marxista: Capital/Trabajo, Capital/Trabajo, Capital/Trabajo

La mirada sociológica: Clase obrera "pura" - Clase media, estratos medios, etc. -Clase capitalista "pura".

mejor morir de vino que de fastidio 


Una excelente antología de Maiakovsky está de regreso en la Librería Chilena de Alameda entre Serrano y el Hotel San Francisco. Cuesta 3000 pesos, y las traducciones son mucho mejores que las de la antología en dos volúmenes (y precio harto mayor) en Colección Visor de Poesía.

Cuando se murió el poeta borracho Esenin (que había escrito:
“en esta vida no es nuevo morir, pero no es más nuevo vivir”) Maiakovsky escribió un poema donde ente otras cosas señalaba lo siguiente:

Los críticos rezongan:
-Tiene la culpa
Esto y lo otro,
Sobre todo,
La poca ligazón a los obreros,
Y como resultado,
Mucha cerveza y vino.

¿Es que la clase apaga la sed con gaseosa?
A la clase también le gusta empinar

Es preferible
mejor morir de vino
que de fastidio

nuestra época es dura para la pluma

Hay que arrancar alegría a los días venideros.
En esta vida morir no es difícil.
Mucho más difícil es hacer la vida.


¿Está bien derramar lágrimas a chorro?
--

Más tarde, cuando Maiakovsky se suicidó, dejó esta nota:


¡A todos!
No se culpe a nadie de mi muerte y, por favor,
nada de chismes. Al difunto le horrorizaban especialmente. Mamá, hermanas mías, camaradas, perdonadme; este no es el mejor camino (no se lo aconsejo a nadie), pero no tengo ninguna otra salida.
Lili ámame.
Camarada gobierno, mi familia es: Lili Brik, mi madre, mis hermanas y Verónica Vitaldovna Polonskaya.
Si se ocupan de asegurarles una existencia decente, gracias.
Por favor den los poemas inconclusos a los Brik,
ellos sabrán qué hacer.
Como quien dice:
El caso está cerrado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
Y estamos a mano
tú y yo
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?
¡Suerte a los que quedan!

P.d.Camaradas, no piensen que soy débil.
De verdad no se puede hacer nada.
Digan a Ermilov que es una lástima que yo escribiera
La consigna que debimos maldecir.

En el escritorio tengo 2.000 rublos, úsenlos para pagar los impuestos.

Lo que sobre dónenlo a la Casa de Publicaciones del Estado.

Vladimir Maiakovski.

jueves, abril 16, 2009

saund trak 

el mejor disco posible en el mundo para quedarse recostado en la cama un día como hoy, dejando entrar poco sol por la ventana, apoyado con fuertes dosis de café y otras cositas.

pero debo irme ya.



Homestead, 1985

1. Forget the Swan
2. Cats in a Bowl
3. The Leper
4. Does It Float
5. Pointless
6. Repulsion
7. Gargoyle
8. Severed Lips
9. Mountain Man
10. Quest
11. Bulbs of Passion

lunes, abril 13, 2009

y hoy ¿por qué no? 


el camarada lenin 




hace tiempo que no veía al camarada huachoperro, excelente ejemplar de habitante de los cerros porteños y fino exponente del deporte conocido como MHx2 (materialismohistóricoconmarihuana).

sábado, abril 04, 2009

agitprop 





colusión de farmacias para aumentar precios: la forma de robar de nuestra burguesía 



sonic juice 



SY fue mi banda favorita por ahí por 1991/92.
La conocí gracias a los casets de Goo y Daydream Nation que trajo el camarada Sebastián desde su exilio alemán al retornar en esos años.
Después conseguí el CD SST records de Confusion is Sex, y el Sonic Death-early sonic live 1981/83.
Compé el Dirty apenás salió, y le pegué escuchadas atentas al Experimental Jet Set, pero luego de presenciar dos o tres veces esa aburrida película de Nirvana/SY "The year punk broke" los empecé a asociar al tedio existencial fuerte y descerebrado que caracterizó a la generación "nevermind"(no te preocupes) o mejor dicho "never"-"mind" (sin mente).

Todavía creo que el primer EP homónimo, confusion is sex y sonic death son joyas sonoras. Las guardo entre los discos de NO WAVE. SY en esa época era una banda NO WAVE algo tardía, bien buena, pero no sé si más que los mejores momentos de Mars, DNA o los Contortions. Hay que escucharlos en su contexto, por ejemplo en la grabación del NOISE FEST (junto a Blue Humans, Mofungo y un largo etc.)para entender qué estaba pasando en ese territorio por esos años.

Su edad de oro como banda que había inventado y madurado un lenguaje propio usando el ruido para inventar canciones nunca antes vistas (o mejor dicho, oídas), se produjo a mediados de los 80. Bad Moon Rising, Evol, Sister son el testimonio de ello, y ocupan un escalafón alto en el mostrario del rock and roll más creativo del siglo pasado.

Revisito Goo y no me parece malo, pero se ve que ya hay una fórmula que empieza a ser menos atractiva, aunque la variedad de punk rock que ofrecen es bastante estimulante -sobre todo en comparación al resto de bandas de su época, a las más famosas de las cuales no les daba ni para integrar la tercera división del período 77/86-, aunque suena ya demasiado limpia y millonaria. Revisité Dirty y lo que más me gustó fue JC (por razones obvias) y Nic Fit, que muchos atribuyen a SY no advirtiendo que se trata de un cover de la antigua banda hardcore punk The Untouchables.

Sonic truth, sonic death
Sonic smoke, sonic youth
Nic fit, nic fit, nic fit, nic

En la fase noventera, y que dura hasta hoy, pareciera que la banda tiene demasiado marcado el molde del tipo de canciones que hace. Canciones pop que de vez en cuando entran a pantanos de noise. Demasiado previsible, o ¿too old for rock and roll?
Con todo, el domingo pasado cuando tocaron "The Burning Spear" me sentí afortunado de que mi esposa me haya conseguido una entrada y por unos instantes reposé plácidamente en el séptimo cielo del punk rock.

viernes, abril 03, 2009

filosofía práctica 



Juliana me dijo: "Tengo un secreto: todos nosotros, y todos los mundos, son de caca". En más de un sentido creo que tiene razón.

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